...es el principio y el fin.

jueves, junio 30, 2005

Ganas de todo


Hubo una vez un post que se llamaba "Ganas de nunca nada", y se me pasó, y volví a tener ganas, y todo se colocó, muy poco y muy despacio en eso que parecía ser su sitio. Y los sitios ahora y otra vez empiezan a romperse en trozos demasiado pequeños, y el pegamento se rebela, y me recuerda que las cosas rotas nunca pueden arreglarse, que las heridas dejan cicatrices y que el miedo a la oscuridad no se cura poniendo luz, y dejando ciego.

El miedo, otra vez, y en los aviones, aterriza sin que me de cuenta, no puedo ponerle nombre, me asusto y me pongo nervioso: todo se deshace bajo mis pies como un montón de barro que aparece y no te avisa, me hundo sin saber por qué y el resto del mundo sigue caminando a mi alrededor, ignorante y fijándose sólo en mi sonrisa, la cual, decora una cara que no es la mía, y que, últimamente, no lo ha sido nunca. Y así se me pasan los días, y no ha noticias desde la estación.

No sé exactamente dónde me escuece el problema, y sin saber, no puedo curar una enfermedad que ignoro, y tratar los síntomas no resuelve nada. Con carácter epidémico, y sobre todo por dentro, me sorprendo soñando con escenas que nunca son reales y que se convierten en humo con espejos en cuanto comienzo a despertarme. Todas las horas son hijas de un mismo rato, y los días, que suceden inexorables, acaban siendo siempre el mismo día.

Y las horas, y el sudor, y el cansancio siempre, y una, y otra vez.

lunes, junio 27, 2005

Friday Five

No respondo siempre a Las Cinco del Viernes, pero las de esta semana creo que me han gustado mucho. Hablan, sin querer, de las cosas que me dan miedo o vergüenza, y las que a veces y haciendo trampa o truco intento que se escondan. Y dice el coro:

1) En general, ¿eres totalmente espontáneo o tienes escondido un lado salvaje, políticamente correcto, incorrecto, sensible, etc?

Tengo un lado escondido, y otro, y otro después, y creo que alguno más. Conozco una vaca que aparte de decir mu, dice que tengo cuarenta y dos personalidades. Un día tratamos de enumerarlas y salieron las cuarenta y dos más el comodín. Hay que saber ver la sabiduría y la belleza en las cosas pequeñitas, por eso me encanta Batman más allá de los saltos y los gadgets, porque, demasiado a menudo, y como él, resulta que nuestra verdadera cara es la que usamos de careta y la máscara es la cara que creemos real.

Y máscara sobre máscara.

2) ¿Alguien ha sido capaz de sacar de tí una personalidad desconocida (para bien o para mal)? ¿Un/a héroe/heroina? ¿Un energúmeno/a?

Lo que me brota a veces es que ocurre que me enfado, y rápido, y me quema, y enseguida, pero se me pasa igual, y tengo esa preocupante incapacidad para guardar rencor. Los héroes no son más que personas normales que hacen cosas extraordinarias. No creo que yo haya hecho eso nunca, y tampoco creo que me pase. Energúmenos, demasiados por metro cuadrado, aunque eso es siempre un punto de vista.

Imagino, a fin de cuentas, que cada persona tiene una capacidad para sacar distintas cosas de los demás. Ha habido miedo, y risa, y maldad, y dulzura, y ternura, y hambre, y ganas, e incertidumbre, y emoción, y morbo, e impaciencia, y mil veces mil cosas más.

3) ¿Por quién te cambiarías durante un día? ¿Por qué? He dicho por un día (o un mes, o 5 minutos) para evitar la respuesta facilona: "No, me gusta como soy".

Esto es muy, muy complicado. En realidad, cuando jugamos a imaginar nunca ponderamos las consecuencias reales de ser otra persona. Me encantaría ser Batman por un día, pero nunca pensamos en que no es cómodo saltar por los tejados mientras te silban balas alrededor, o James Bond, pero no se si podría escaparme, o Houdini, pero igual yo me moría ahogado antes, o cualquiera de los otros cien personajes que suelo inventarme. ¿Por un día? Si es con billete de vuelta, estupendo.

Puesto a escoger e imaginar, ser mago.

Pero con Magia.

4) Cuando te ves en algún vídeo casero, ¿Te gusta como eres? ¿Te caes bien? ¿Eres como realmente crees?

Sí, me gusta cómo soy aunque a veces me sorprende, es imposible conservar la objetividad cuando lo que vemos habitualmente es el reflejo en el lavabo, y no lo que realmente (aunque para cada uno es diferente) ven los demás, y el mundo.

Caerme bien... hay una frase, "me amo casi tanto como me desprecio". Y como dice un duende, a veces pasa.

Y en cuanto a lo de ser como creo... No le ocurre a nadie, siempre se nos escapa algo. Pero conocerse a sí mismo es uno de los caminos más directos rumbo a la sabiduría.

5) ¿Te engañas a tí mismo? ¿Te das cuenta de ello?

Es curioso que mi pasmosa habilidad para engañar a los demás nunca funciona conmigo. sin embargo, me olvido rápidamente de las trampas que me hago, para pasar página y hacer borrón y cuenta nueva, pero con borrón. Sospecho que las trampas que me hago se agazapan para morderme algún día, es uno de mis miedos.

Y sí, me doy siempre cuenta. Intento hacerme trampa, pero me pillo siempre.

Mi primo el gaitas

"Tengo yo un primo que es/todo un maestro/de lo mío, de lo tuyo, de lo nuestro"

J. Sabina, Mi primo el Nano.

Yo tengo un primo, que no me toca nada, pero es mi primo (hermano), lo tengo abandonado un poco por dejadez y despiste, pero reconforta saber que me guarda un hueco en la cabeza, una guitarra en el armario y un herbario enterrado en el Cerrate. El primo (¡vaya primo, chicas!) mientras hace de ingeniero inventa pájaros y hace magia con ellos, poniendoles nombre y haciendolos volar más alto de lo que, habitual y ultimamente volamos mi primo y yo.

Yo tengo un primo que sopla, y cuando sopla al aire le escuece el alma, y resulta que suena, y que cuenta cosas que te huelen a verde, y al norte, y a asturias, y a su abuelo contando historias de las que, deja que te cuente, no pueden olvidarse y nunca suenan iguales. Como el aire cuando sopla el primo.

Yo tengo un primo que se sienta y con un tubo de metal que llama whistle, pasa del mundo y los payasos y sopla otro poco, y otra vez al aire que tenemos los de valladolid un poco más hacia arriba le pasan cosas. Mi primo, que sopla y también es mago, ahora está el un poco como el aire, y no sabe a que lado le soplarán, si lo harán, y si será música de baile o de esa que llaman fúnebre, y que suena menos a asturias y a verde, y que los que la colocan en sus instrumentos desde sus cabezas nunca le ponen nombre. Pero el aire, que le debe a mi primo la música, y el verde, y las historias, y los pájaros que ahora a él y a mi nos pasan por encima, sabe que el autobús que me llevaba hasta su casa, y me ponía de invitado, vuelve cada vez que va, y tiene doble sentido, y siempre podemos recorrerla otra vez, y a lo mejor, llegar más alto que los pájaros, que la magia, que las historias.

Riéndonos del ruido, de las carreteras, y con, y para, y contra el aire.

O siendo aire.

sábado, junio 25, 2005

Cuando aprieta el frío

"Y dile que la echo de menos/ cuando aprieta el frío,/ cuando nada es mío,/ cuando el mundo es sórdido y ajeno."

J. Sabina, Cuando aprieta el frío

Me siento solo, me encuentro solo sin haber tenido que buscarme y nadie me pregunta que dónde quiero quedarme. El mundo gira alrededor mientras me paro, estando quieto, y las personas no son más que destellos que se encienden para morirse el segundo siguiente. Parado en lo que solía ser un puerto del mundo real, me pongo la careta del Náufrago y me ahogo a ratos, y no puedo dejar de mirar a todas partes sin fijarme en nada, en nadie, en nunca ni en cuándo, y mi salvavidas al otro lado del mar.

Me aprieta el frío haciendo más de 30 grados, el no poder dormir por el calor no me impide pasar las horas y con ellas el día soñando castillos en las nubes, con cimientos de aire, y soñar con jugar a desmontarlos pieza a pieza para volver a montarlos en otra parte de la cabeza. Todo lo que imagino se vuelve y se ha vuelto, sin haberme enterado, irreal y casi fantasmagórico. Se me escurre de entre los dedos la realidad como un puña de arena de una playa, y esta vez no llevo un abrigo en el que pueda refugiarse la arena fugitiva, colándose en los bolsillos para encontrármela meses después. Y en las cámaras de fotos, jugando a los vampiros, salgo borroso y nadie parece conocerme.


Sería ser mejor un maniquí, podría seguir teniendo la misma forma y no tendría por qué estar triste nunca, podría posar permanentemente, nunca estaría vacío porque los maniquíes nunca están huecos. Cerca de mí, como en la canción, es todo sórdido, y ajeno, y el desdibuje imperfecto, lento e inexorable de todo el storyboard de la peli de mi vida sólo ayuda a que yo me borre con él, o contra ella. El contraste de clima interior y exterior hace que incluso la piel me duela, sin saber la pobre si romperse, agrietarse o mudarse de usuario a otras caricias, ahora que su única función es sólo tapar la carne.

Pero sin que nadie me avise, suena el teléfono, Albión llama y todo parece arreglarse por un rato, la balsa del Naúfrago vira a mejor y aprieta el frío un poco menos.

Dejo de ahogarme, o al menos no lo hago solo.

lunes, junio 20, 2005

Ella

¿Ella? Ella me cambia el mundo, me lo vuelve de revés, lo redecora. Hace que las horas lentas pasen sin que me de cuenta, aunque esquiva con traviesos malabares y sonriendo mis proposiciones de ir a ver la película de Batman. Ella, y su mundo, que ocupa tanto que sólo puedo ver un trocito en el que he clavado, sin licencia y un poco de prisa una tienda de campaña, y dejo abierta la puerta para los ratos en que Ella se quiere sentar cerca de mí, y hablar conmigo, en ese trocito de su mundo que me deja ver.

¿Ella? Yo os lo cuento, pero bajito y al oído para que no nos olvide nunca, y que el viento no me lo robe, ya no me arriesgo, me robó una carta y no me dejaré engañar otra vez. Ella, es el nombre de todas las canciones, Ella está en todas partes aunque siempre me falta desde el momento en que me alejo un metro de ella. El tiempo y todos los lugares nunca me son suficientes, la sensación de su ausencia es siempre la misma, necesito más, más, más. De Ella, siempre Ella. Los ratos en que tendría que matarla se me olvidan en cuanto cuanto bebo del aire de su boca. Me ahogo, me caigo, me dejo llevar y entonces todo está más claro.

¿Ella? Es mi sueño, y mi hambre, Ella es mi sed, y el agua que me la quita, pero siempre necesito beber más, nunca me sacia, Ella, el contrapeso, y el fiel, y la balanza, y la carta marcada en la baraja, y el truco, y la trampa, y después de eso, la magia, y hay un aplauso, Ella es un camino de vuelta a casa que hay que alargar siempre al llegar, se queda corto y nos inventamos un paseo, y una excusa, y se apaga la luz, y se cae el telón, y Ella es todo eso que vendría después, pero fundido en negro, quizá os lo cuente mañana.

El oído.

O al de Ella.

miércoles, junio 15, 2005

Miedo


Miedo.

Miedo de buscarte, miedo de encontrarte, de tenerte, de perderte, de morirme, de olvidarte, de olvidarme, de olvidarnos, de los huecos, de las horas, del retraso, de esperarte, de esperarme, de buscarnos, miedo de la prisa, de la calma, de los nervios, del no se, del intentarlo.

Miedo del hueco, de los turnos, de ciudades, del viento con las cartas, del correo, miedo de palabras que me faltan, de unas que no entiendo, de otras que debería haberte dicho, de las que no puedo, podía, podré, tendría, miedo, sin tartas, sin croasanes, sin bizcochos, miedo a Sabina, a Bob, y a Calamaro, pastillas contra el miedo a no soñar, y Mississippi, y miedo a los aviones.

Miedo a cenar estando solo, a comer sin nadie, con prisa y en silencio. Miedo a una playa, y a otra que falta por venir, miedo a encontrarme más arena en los bolsillo el invierno próximo en un abrigo y que no estés para poder contártelo. Miedo a empezar, a los empieces, a las pausas, a los fines, a los planes, a las veces, al contrato, miedo a los espejos, a las fotos, al fondo de escritorio en que paseaba descalza, desnuda en la cabeza, miedo al sueño, a la sed, al hambre, a caerme por, en, hacia, desde la cama, miedo a pedir una cerveza en vez de dos, y otro kebab, para mi sólo.

Miedo al vértigo, a la altura, al estrés, a las miradas, al verbo, a las palabras, a decirte, a inventar, a colocar, descolocarme, miedo a tener que no tenerte, miedo al miedo, a montar en bici y acordarme, y a caerme, y a correr, y a hacerme daño sin saber porqué, cómo, cuándo, miedo a las heridas, a los coches, miedo al destierro estando en el mismo sitio, miedo al mar, a la gente, miedo a caminar sin nada ni nadie que me agarre, miedo a dormir, y a soñar, a despertarme y ver que el sueño no está ni estuvo nunca, miedo a llorar, a darme cuenta, al sol, al día, a cada noche, miedo al dragón y a las princesas, miedo a la verdad, a la mentira, a las bromas, el reloj, y a las fechas, miedo al calendario.

Miedo, miedo, miedo.

sábado, junio 11, 2005

Las cinco del viernes

Las cinco de este viernes son el texto en negrita. Vamos a ver qué sale:

Dinos cuál es...

1)La frase

"No es más fuerte el que no se cae, sino el que se levanta". Me acompaña desde hace mucho tiempo, un trocito de zen que me aclara el día a día y últimamente, el mundo.

"Ichi go ichi e". Un refrán chino, que llegó a Japón y después hasta mi. Lo llevo tatuado en la cadera, significa "una vida, un encuentro". Sin él, no hubiese podido darte el beso.

2)El dicho

La verdad es que no creo que haya ninguno especial... la sabiduría popular tiene muchas veces mucho más de popular que de sabiduría, aunque a veces le ocurre al contrario. Mi padre era aficionado a estas cosas, pero a mí no me ocurre. Divertidos a veces, ocurrentes otras, ingenuos en general. Prefiero las citas, o los aforismos.

3)El mito

En mi casa, por navidad, los regalos no los traen Sus Majestades de Oriente, ni el gordo barrigudo ese. Viene el niño Jesús. O venía hasta que decidí que a mí me los iba a traer Batman, que tampoco existe, pero mola mas.

¿Mitos? Creo que entenderíamos más la realidad si supiéramos más historias y pudiesemos entenderlas. Si hablamos de mitología... todo habla de nosotros.

4)La gran mentira

"Las artes marciales son para flipados" y el clásico maravilloso de "las artes marciales no sirven para nada, porque si te hago así..." seguido de un "clack", un grito ahogado y alguien en el suelo, replanteándose la vida, el calimocho y la suerte que tiene de estar en una playa y no sobre cemento.

Y lo que nos ha ocurrido a todos, y que cuando sabíamos que era verdad no ha servido para que nos duela menos: "Si yo también te quiero... pero sólo como amigo".

5)La gran verdad...

Que a fin de cuentas, los rockeros sí que lloran, que a los chicos también nos duelen las cosas, que sí que me haceis falta, que te echo de menos y que buena la has mangado, Fernandito, que el mundo es del color del cristal con que se mira, que cada uno habla de la fiesta según le ha ido en ella, que la gente es gilipollas (sic)* , que todo es vanidad, que sí que puedes gustarle a la chica que te gusta, que siempre queda otra tirada de dado, otro bar, otro día, otro beso, otro momento, otra ocasión, aunque creamos que nunca queda ninguno.

Y que la verdad, como la mentira, nunca tienen la razón del todo.

que más te han marcado, interesado, influido o ayudado, y porqué.

* Supremo Ayahtolá de la Yihad Soriana, en una de sus clarificadoras ponencias sobre lo humano y lo divino.

jueves, junio 09, 2005

La Antigua Era

No quiero que se os olvide, hubo un blog antes de este.

www.deadjournal.com/users/jimeno

si observais, al final de la página pone "Back a page"... significa que el asunto continúa. Ánimo, campanilla, cada día estás más cerca ;)

miércoles, junio 08, 2005

El blues de los insomnes

Hoy es uno de esos días en que no puedo dormirme. Aunque hoy, a diferencia de otros ratos, sí conozco la razón. Calamaro suena un poco de fondo, y coincidimos en muchos puntos, aunque son canciones de esas que llaman tristes. Una herida, que se cuela en el estómago desde hace tiempo escuece esta noche un poco, pero tranquilos, no es de florete, ni letal, ni es agravada.

Pese a todo, no es un día cualquiera. Es un poco especial, tristemente, con uno de esos posts que a Luis le gustan en los que no me invento palabras, y dejo los malabares con la retórica, y simplemente, escribo un poco. Me gusta, me calma, me apetece.

Me alivia.

La herida, de color invisible, por lo visto no quiere marcharse, y aunque hago magia, nunca me han salido los milagros, y no creo que vaya a moverse en bastante tiempo, ocurra lo que ocurra mañana, si amanece (que no es poco). Una vez me desperté de frío... hace mucho, cuando era todo más sencillo, los domingos duraban todo el día y mañana era un lugar que no existía y los veranos nunca terminaban. Aquella vez descubrí que el frío puede hacer que no te duermas, sobre todo si no tienes nada que te abrigue, que te cuide, que te esconda y que te proteja, cuando no hay ni habrá nadie que te acompañe haciéndote el dormido.

Hoy, consciente de la herida, me quedo despierto sin hacer malabares mientras Calamaro habla de aviones, y de que es tarde y ya es de día. Pero no puedo dormirme, y no es un día cualquiera. La huída está vacia y las ventanas cerradas sin gente detrás.

Simplemente escribo un poco. Me gusta, me calma, me apetece.

Me alivia.

martes, junio 07, 2005

Las cinco del viernes

1)¿Qué es lo más original o importante que dejas en tu closet?
Hay ropa negra que huele extraño, botas que separan un dedo y dejan juntos los demás, un cinturón con un agujero de flecha. Todo suele estar sudado, normalmente.

2)¿Qué es lo más original o importante que dejas en tu mesa de noche?
No puedo, mi cama es abatible, y tengo que tirar al suelo los tebeos.

3)¿Qué es lo más original o importante que dejas en tu computadora?
Hay una musa de pies del escritorio, que me regaló una vez una playa.

4)¿Qué es lo más original o importante que dejas en tu colección de discos?
Al tito Joaqui, al tito Bob.

5)¿Qué es lo más original o importante que dejas en tu bolsa, mochila o cartera?
Hay una chapa enorme, y muy amarilla que dice "Manipular con cuidado. Soy un chico sensible". Mis compañeros se ríen del particular. Quizá ponga otra vez el llavero de Batman.


¿Sorprendidos? Yo también, la primera vez que lo encontré. Os lo explican aquí

sábado, junio 04, 2005

¿Dónde estás?

Ahora, con el sueño, y el hambre, y la sed, antes de dormirme sobre un hueco, me ocurre una pregunta, ya la sabes.

¿Dónde estás? El mundo no me es suficiente, el maldito, el malvado me priva de ti y del mundo de tu boca, ahora que el tiempo se acelera quedándome tan poco, nunca he entendido que el último momento duela tanto y que la impaciencia aproveche este rato para clavarse en mi carne, en mi cuerpo, en mi cabeza. Verte a través de la ventana nunca has sido suficiente, como el mundo, y la sed con los labios secos.

¿Dónde estás? Se me cierran los ojos reclamando el sueño que les debo y me encuentro mirandote de frente si todo lo demás está a oscuras, te encuentro en los minutos que se incrustan entre las horas de mi vida, pero al abrir de nuevo la mirada te desdibujas y desapareces cayéndote en los huecos de los huecos. El tiempo se pudre todo este rato, dejándome en un limbo que no tiene nombres, ni ciudades.

¿Dónde estás? No hay nadie al otro lado del teléfono, mudo al mail, huérfano el buzón de cartas con café sin trampa ni cartón, y sin café sólo se me ocurre dormir con la esperanza ilusa de cada noche de encontrarme contigo estando dormido, despertando sin un sueño al lado como cada mañana desde que ocurriste, sin marcharte, dejándome la vida a medias.

¿Dónde estás? El mar, los mares, la arena en los bolsillos, el metro, Sabina interpretado, flores de un metro, canciones a sotto vocce bailadas porque sí, inventándome sonrisas, libros con bombones, fonética francesa que te lleva esperando casi un siglo, una tarta de chocolate que te espera todavía, una piscina de croasanes al lado de la playa, la ropa en el suelo, las sábanas de cómplice y el resto de la vida en un fin de semana, la falta de aliento contra el tuyo, el catálogo que inventé para abrazarte, el miedo, la calma, los nervios, los atascos, los buses, la feria, la ausencia, el ruido, el pricipito huérfano de madre, la prisa, el cielo, y sin ti, todo es intemperie.

Queda poco, creo, y nunca he ensayado la virtud de ser paciente, la magia no acelera las esperas, tengo que volver a gritar preguntando, pero no me responde nadie.

¿Dónde estás?

miércoles, junio 01, 2005

En Cartago comprendí


Cita:
"En Komala comprendí/que al lugar donde has sido feliz/no debieras tratar de volver."
- J. Sabina, Peces de ciudad.


A veces, un trozo de la memoria asalta de repente, o te lo devuelven vía binaria en forma de besos que no han pasado, pero que todos recordamos. A veces, personas que nunca antes habías visto (y no volverías a ver, hasta que te dieron la sorpresa) se vuelven importantes como las cosas pequeñas, irrepetibles y vagamente ausentes, que son las que nos importan tanto, y nos decoran de magia sin trampa el resto del camino. Es lo que tiene cruzarte por un bosque cuando te pierdes, que no te encuentras, pero te mojan la cara un poco y se te olvidan las cosas que te duelen. Te olvidas de encrucijadas, de porqués, de trampas y de horarios, respiras un poco, verde por el norte y las cosas parece que tienen menos importancia.

Por eso las monedas las inventan con dos caras y a los lápices con goma de borrar. Porque a veces hay que darles la vuelta para enterarnos de cuánto vale, o tenemos que borrar el dibujo que nos hicieron al principio. Te sientas en una roca del bosque, hasta que te das cuenta de que ese no es el rincón que te tocaba. Eliges otra roca, esta vez sabiendo, y resulta que te encanta. No le puedes dar besos, es una roca. Y tampoco es el momento. Te levantas, saludas a los duendes que se escurren cuando pasas y sales del bosque a lomos del silencio, la sonrisa y la humedad. Y aunque pasa el tiempo, sonríes siempre que te acuerdas de la roca.

¿Y ustedes? ¿Han escogido ya su hada?