...es el principio y el fin.

viernes, septiembre 30, 2005

El mundo a través de un caramelo (II)

El Caminante antes conocido como El Náufrago hizo un alto en el camino para merendar, sentándose en una piedra que resultó ser una seta de considerables proporciones y pasó a engrosar la lista del menú. Abrió su zurrón (el suyo, no el de la seta) de piel de orca marinera y sacó su bocadillo de panceta. Bebió un Aquarius que cambió a un monje, que pasó un rato antes por el camino, por un guante de boxeo que solía llevar, y al acabar el festín, se sacudió las migas del bigote.

El postre, se dijo, se dejaba para el final porque era siempre lo que más le gustaba.

Escarbó again en el zurrón, le quitó el papelito a la piruleta y lo demás fue historia.

(continuará)

lunes, septiembre 26, 2005

Los ¡Cuarenta! ladrones


El ciclo, que dice la leyenda legendaria que tanto nos gusta, se acaba, se nos agota una baraja, quemamos el comodín que nos quedaba, perdemos la reina y un siete, y magia, abracadabra, le rompemos el precinto a la baraja nueva. Un primo nuevo que me he echado este año es fan del asunto de los ciclos, qué diablillo. Ha aprendido a rozar el cielo, y en el proceso (eso, dicen, es lo que hacen los maestros) nos enseña que las estrellas, desde el sur o desde el norte, están a la misma distancia de nuestros dedos. Que es ninguna. Y que tocarlas es sólo cuestión de probar, de ir, subir, y mancharnos de luz la contramanga de las camisas.

El ciclo, me sopla una vaca por la oreja, se acaba, pero le sopla Platón a él que no se puede acabar sin comenzar otro nuevo, y Platón, entre otros expertos, sabe de estas cosas. Mi primo el diablillo, y sus cuarenta ladrones se llevan lo que le salió mal en el (cuenta la leyenda) ciclo anterior, y con ases de esa época en la manga (nadie dijo que no fuésemos a haceros trampa), el telón, que tiembla y se pone nervioso, porque es debutante, empieza, poniéndose rojito de vergüenza, a levantarse, diciendo eso de

que de
comienzo
la...
función!

Trozos de memoria del verano

Me ocurre a veces al rebuscar entre papeles que empiezan a ser viejos y quiero emplearlos de nuevo, y me aparecen trozos de antiguos ratos por sorpresa. Y dice el coro:

Ocurre que es el tiempo, que se oxida,
ocurre que tu hueco me suicida
la memoria.

Ni te plantas, ni recuerdas, ni me olvidas
ni me matas, ni me vives, ni me tiras
de la noria.

Ya ni te puedo llamar, ni te contesto
e intentándote encontrar (y por supuesto)
no te encuentro.

Siempre acabámos jugándonos el mar
pero ahora, dime, queriéndote asediar
¿por dónde entro?

En Adra, Almería, verano de 2005.

miércoles, septiembre 21, 2005

Ojalá

Se trata se que el mundo se encoge y me atrapa en las paredes, de que no se por dónde huír, ni cómo escaparme, y que no se quién es quién, ni qué me duele, no qué brújula usar ahora que a todas las pilas comienzan a olvidárseles. Me pierdo, me caigo a veces, trato de ignorar al flaco, que llega en forma de disco, y que dice que la melancolía es lo mejor para inventar canciones.

El blog este se me muere poco a poco, y no se me ocurre sobre qué mentir esta temporada, quiero ignorar el disco y no hacerme caso, trato de contar cartas que se me caen de las manos, y siempre cara abajo, el tapete está manchado, y creo, que esta vez y para mi desgracia, las apuestas son demasiado altas. Y que no me atrevo a saltar al otro lado.

El halo de la realidad se difumina por las costuras, todo parece un poco de novela folletín barata, con personajes a medias y páginas amarillas, acabado los argumentos diminutos en resultados estúpidos que nunca pudimos prever. Mundos de bolsillo que, al leerlos, también se encogen.

Contra las paredes.

jueves, septiembre 15, 2005

Pájaros de Portugal

No conocían el mar,
y se les antojó más triste que en la tele,
Pájaros de Portugal,
sin dirección, ni alpiste ni papeles.













Él le dijo "vámonos",
"¿dónde?", le respondió llorando ella,
"lejos del altar mayor,
en el velero pobretón de una botella"

Despójate del añil redil
del alma de nardo con camisa,
devuélveme el mes de abril,
se llamaban Abelardo y Eloísa,
arcángeles bastardos de la prisa.

Alumbraron el amanecer,
muertos de frío,
se arroparon con la sensatez
del desvarío,
tuyo y mío, de vuelta al hogar,
qué vacío deja la ansiedad,
que vergüenza tandrán sus papás.

Sin alas para volar,
prófugos del instituto y de la cama,
Pájaros de Portugal,
a penas dos minutos, mala fama.

Luego, la Guardia Civil
les decomisó el sudor y la sonrisa,
las postales de Estoril
sin posada, sin escudos y sin Visa,
se llamaban Abelardo y Eloísa.

Bucearon contra el Everest
y se ahogaron.
Nadie les enseñó a merecer
el amparo
de la virgen de la soledad,
qué pequeña es la luz de los faros.

Bucearon contra el Everest
y se ahogaron.
Nadie les enseñó a merecer
el amparo
de la virgen de la soledad,
qué pequeña es la luz de los faros
de quien sueña con la libertad.


Pájaros de Portugal es el primer single del disco "Alivio de luto". Y sí, Sabina vuelve. Caminando, y por la puerta principal.

viernes, septiembre 02, 2005

Lo primero del cuaderno

Que no me canse más de estar cansado,
que no te de vergüenza avergonzarte,
que la historia y la magia sean de arte,
que la cuesta hacia arriba ya ha pasado.

Que se acabe el naufragio en autobuses,
que se olviden a medias las palabras,
que la única trampa sea abracadabra,
que el insomnio no cobre más los pluses.

Que te pueda inventar sin ir volando,
que tu boca me impida decir basta,
que los huecos los rellenes en persona.

Que no te importe quién, por qué ni cuándo,
y si un día el mundo se nos gasta,
que no se nos olvide Barcelona.