...es el principio y el fin.

jueves, enero 19, 2006

Mis cinco extraños hábitos


Hago trampa y en vez de escribir y seleccionar dos veces cinco personas, uno el deseo de Koku y Seleka en uno, y procedo a jugar al fantabuloso juego de las cinco manías.

Las BASES son:

Escribir 5 extraños hábitos que tengas. Divertida reflexión rollito kamikaze sobre lo indulgentemente normal de nuestras vidas.

Seleccionar 5 personas que deberán responder a su vez a ese juego. Se incluirá un enlace directo a su blog.

Procedemos ya con el fantástico sorteo:

MIS CINCO EXTRAÑOS HÁBITOS

- LLEVAR siempre la contraria.
- Guardar los cartones de las cajas de cereales (¡y ya llevo 10 años!)
- Leer en el retrete. Pero midiendo el tiempo en horas. Y NO es broma.
- Terminar cada grano de arroz/macarrón/guisante que haya en el plato.
- Abrir los sobres de azúcar en ángulo recto.

¡Hay muchos más! Pero para eso, consulten mi biografía, a la venta en fermosos fascículos.

Y mis cinco elegidos son:

La Dama de Cartago

El Bicho Levantacejas

Bruixeta

Kutumancia

Marta a la deriva

martes, enero 17, 2006

¿Cree usted que puedo leerle la mente?

Piense en un lugar, un número, un personaje... concéntrese... tres, dos... uno... ¡Ahora!

Sentado en el tocón de una palmera merendando dátiles, el Once-again-náufrago se rasca los calcetines y lee un libro de trucos, y trampas de magia a la sombra de un pájaro dodo, que resultaron que (¡abracadabra!) no estaban extintos todavía.

A su derecha, con un peso total salado y color verde jade, el mar, acariciando, hora tras hora (lenta), la arena del borde de la playa.

La isla, que tiene formato de habitación se llena poco a poco acorralando al frío entre libros que cuentan cuentos de miedo, poemas y secretos para leer la mente. Don Javier vigila vigilante desde un póster, o cartel que robamos desnudando a una columna hace ya, algunos años. Los demás habitantes de mi nuevo archipiélago se preguntan, quejumbrosos que por qué hay armas de filo en mi cuarto, y otras sin él. Y en el interludio o entreacto, me compro una nueva bola de cristal, que al igual que las aspirinas (de Bayer, o no), siempre vienen bien.

Por las tardes meto una canoa en una mochila negra y me voy a hacer bailes regionales con palos, con filo y sin él, pensando en que al día siguiente a lo mejor hay que ponerse traje, para vender, o ser vendido.

¿Cree usted que puedo leerle la mente?

lunes, enero 02, 2006

Primer escalon


Empezamos en doble sesión estrenando calamidades y naufragando, entre lágrima y bolero, en los puertos habituales. Me sigo perdiendo y uso de faro a señores que van de negro, y a una niña que va de verde (hasta dentro de un mes). Hago recuento y no consigo entender qué pieza del engranaje es la que se nos atasca, y me acaba doliendo pincharme con las manecillas, y hacer daño, rollo volcán y explotando, a quien no debo, en lugar de abrir las alas, y volar, esperando un poquito a que la marea remita y me ahogue menos, para verle el color al vuelo de las sábanas.

Entre tanto, me distraigo un poco yendo a bailar con primos inter pares, al ritmo percutiente de danzas tradicionales que siempre acaban horizontales. Allá lejos, viejos amigos y maestros se acuerdan fugazmente de uno, aunque estén ocupados fingiendo estudiar y edificando un Shihanato.

Lloro, chillo, me enfado, pataleo, me río, remiendo, busco, me sorprendo, pregunto, arreglo, rompo, me quejo, hago daño, me incorporo, muerdo, engaño, martirizo, doy vueltas, elucubro, deduzco, me equivoco y me mareo.

Y obligo a la pobre a remendarme las calamidades.