...es el principio y el fin.

miércoles, diciembre 27, 2006

No jodais, don Francisco


Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;

mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido:

su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.

martes, diciembre 19, 2006

Hidden

Me acabo de dar cuenta de por qué cada vez escribo menos en el blog.

Y es un secreto.

Que me encanta.

jueves, diciembre 07, 2006

Ya no se hacen boleros como los de antes


Curiosa semana de reencuentros, cuando, a velocidad de crucero, me encuentro unos pendientes imaginarios vibrando en el mismo plano en el que andaba yo el sábado por la mañana. Los describí, tiempo atrás y de memoria, en un relato que no existe, creo que me sorprende demasiado, extrañamente similares a los que compré y dejaron de ser mío a las pocas horas (tenían un destino que no era yo).

Me vuelve a dar por repasar relojes, en los que el tiempo pasa a trozos y nunca por igual cada minuto. Me atrevo a enumerar, y ya me salen otras 202 cosas que hacer en gravedad cero. Me llegan libros de esos en los que salen barcos hundidos, mapas antiguos, y señores de negro que dan patadas.

Pero suena Melendi en la radio, y está bastante claro: nadie hace boleros como los de antes.

lunes, diciembre 04, 2006

Velocidad de crucero

El tiempo mordisquea inexorable, y una mezcolanza pegajosa de nostalgia, susto y alegría pinza el nervio cuando miramos hacia atrás y hacemos, uno, dos y tres, recuento. Nada místico, no se confundan: un trocito de metal con forma de personaje de fantasía, una reedición de un personaje favorito de un juego de estrategia por el que un niño abandonó los dinosaurios.

Veinticinco gramos de plomo y níquel condensando veranos que duraban para siempre.

Esta noche, más.

Ah, y curioso el reencuentro.