Ayer cerré una puerta.
Con unas llaves nuevas.
Se cerró lenta, pesadamente, con un sonoro "clac", como esa onomatopeya que siempre usaba Paco cuando hacía magia con un candado y este hacía sonido. Magia para sordos, lo llamaba.
Mi Hermano Pequeño dijo algo tras el clac.
"Se ha acabado".
Curioso.
Y verdadero.
Otro año más se había escurrido entre los dedos.
Es posiblemente el año más vacío que he vivido, le comenté. No he hecho nada, apenas he trabajado, he actuado poco, además de las cicatrices en órganos que necesitaba para bombear sangre en el organismo.
Y, bondad graciosa, me hizo ver lo equivocado que estaba. Y que todo era (lo dice Blake) producto de mi imaginación.
Y el lerdo de él (me río) sigue creyendo que soy yo el que le enseña a él.
¡Ganbatte!
4 comentarios:
Lo bueno es que esas llaves nuevas volverán a abrir la pesada y vieja puerta dentro de no mucho tiempo y todo volverá a comenzar de nuevo...
todo igual y todo diferente.
Así viene siendo desde hace más tiempo del que podemos imaginar, pero allí estaremos otra vez, dispuestos a continuar con esa extraña tradición que ni tan siquiera nos es propia.
Ha sido un ciclo excelente pero muy extraño... aunque por otra parte digno del año de "la rata".
Gracias por haber compartido todo este tiempo conmigo (5 años ya...)
ARIGATO GOZAIMASHITA, SENPAI.
Nos vemos en El Camino... no tardando mucho.
Marcos, lo único que necesitas es dormir como un bebé. Créeme. Hoy recogí tu relevo y era yo la que me sentía sola :S ¡Menos mal que me acordé de vosotros!
Avellanas con tomate y carne...
:S
Ya sabes lo que se dice... Cuando se cierra una puerta, siempre se abre una ventana. Mira a través de ella y verás el océano azul y las Islas Británicas en el horizonte.
Soy borde, pero a veces me pongo poética :-P.
¡Un beso!.
Hay más puertas por abrir
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