Me quedo con: los Marines Espaciales, los kimonos negros, mis Dos Hermanos Pequeños, Estalia, don Francisco, los duendes, las chicas de ojos tristes, las siestas, el mar, el rocanrol y los boleros, las morenas de ojos azules, el momento en que empieza caer la lluvia, la Misma Cerveza Que Bebía Mi Padre, los trece de febrero, mi vitrina, la Edad de Oro, los Recién Descubiertos (y no os voy a citar a todos), la barbocracia, los disfraces, el buen tiempo, los campos de trabajo, levantarse tarde, las noches que duran todo el día, el Pocho´s Pub, la piscina y todos los de dentro, los calcetines de colores desparejados, las gafas de pasta, los vampiros, el clan McLeod, la luna roja con Rosita, Cartago, Tortilla, Rol en Vivo a las Tres de la Mañana, las crónicas mutantes, El Jugador Blanco y el Jugador Negro, los cuatro apocalipsis, la Sociedad Helio, la mujer más Pequeña del Mundo, la Gentileza del Corazón, los veranos de mil días, las corbatillas, el Espacio Orkoide y los Dominios Orkos, las chapas, los espejos, los torreznos y La Suerte, el País del Fin del Mundo, los toreadores, las flores que no pinchan, la gente que canta sin tener demasiada voz y en plan canalla, Hulk Hogan, los dados de diez caras, mi barba con perilla, el chocolate, La Musa de Rizos por el Norte, las películas de tiros, las francesas, El Grande, el niño loco vestido de negro (y su amigo), la Ley de Tarkel, mi bandera con una calavera, mi pendiente y mi Princesa Pirata de los Arrabales.
Se borra: no entrenar por tonterías, la resaca de Salou, el hacerlo todo a medias, la gente que miente sin abrir la boca, los dieciocho de noviembre.
Gana lo que mola.
Por goleada.