Círculos.
Círculos.
Círculos, para el ojo poco observador.
Comienzan en el punto en que terminan, siempre iguales. Siempre diferentes. Yugen: desenfocados. Imprecisos, pero tremendamente detallados.
Visto de frente, el ciclo comienza y recomienza siempre en el mismo punto, es que entiendes que son espirales, y que sólo se repite el viaje si no te molestas en encontrar la perspectiva.
Estaciones.
Estaciones.
Estaciones, que dividen el círculo en trocitos.
Pedazos que entendemos mejor, y les podemos poner nombre. Y así sabemos a qué atenernos aunque cada instante nuevo sea una sorpresa. Banpen Fugyo: esperar lo inesperado. Y dejarse sorprender.
No hay más que cerrar los ojos y oler el mundo cuando llueven las primeras gotas: irrepetibles aunque parecidas, las Estaciones no serán nunca las mismas.
Momentos.
Momentos.
Momentos, cada uno único y perfecto.
Se agolpan esperando suceder, unos duelen y con otros nos reímos. Acaban, y más rápido que un reyón, proclaman monarca al instante siguiente. Omedeto: En Hora Buena. Y también en las malas.
A veces está el error de dejar pasar uno pequeño pensando en el mayor, y se va, se pierde y no volvemos a encontrarlo. Se gastan los que no empleemos. ¡Atrápalos!
Círculos.
Círculos.
Círculos...
3 comentarios:
Yo solía escribir sobre espirales...
¿Y sobre qué escribes ahora?
Círculos, estaciones, momentos.
Atrapémoslos antes de que se nos escurran entre los dedos...
sigue ayudándome no sólo a atraparlos, sino a verlos (que sabes que debo entrenar mi habilidad de Sentir).
Me alegra que sea de este modo. Volvemos a aprender a caminar... y es algo necesario para cuando haga falta correr.
Un enorme abrazo (donde los brazos adoptan la forma de un círculo) de tu Kohai.
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