Tengo un papelito en el que pone ese número.
Y no quiero que se me olvide.
O mejor dicho, sí. Lo que quiero es volver a recordarlo. Luego. Más tarde. En los futuros alternativos que me esperen, solo, a oscuras odiando a la raza humana. De bajón.
En esos ratos malditos en que llegas a desear que todo sea negro porque es obstinadamente gris, pero un gris sucio. Un gris marrano que se pega a la piel como las mugre y las enfermedades, un gris envenenado que absorbe y devora cada matiz de las setenta y dos pinturas con las que a veces intento retocar el universo. Setenta y tres: a veces si no imprimas el universo no admite la pintura.
Tengo un papel, guardado en una carpeta, en el que en un recuadro del mismo pone 16´50. Así, en número.
Y no quiero que se me olvide.
Porque el lunes ya no seré el dueño del papel. Ni siquiera lo soy ahora, sólo su custodio. Porque dentro de poco sólo será otro número en otra estadística, una pequeña reseña en un grupo, uno más. Y nunca son uno más. Sobre todo algunos.
Tengo un papel, original de una copia que tiene alguien ahora bastante lejos. Alguien que creyó que sería buena idea, una vez al mes, llevarse en el coche un bocata en lugar de gastarse las dietas que le da la empresa. Por algo un poquito más elevado que nosotros mismo. Por una intención: hacer que todo esté mejor.
Tengo un papel que me recuerda todo esto.
Y como no soy su dueño, me lo apunto aquí: porque dijo que volvería y volvió. Como un señor y con corbata. Sin empujar y sin pedir permiso, a poner un grano de arena a cambio de un bocadillo.
Y no quiero que razonamientos tan bellos como el de aquel muchacho de corbata se pierdan cuando el universo no admita la pintura.
3 comentarios:
Y todo esto para decir que los libros de la herejía valen 16,50? XDD
Valen 17´50, pérfido Mu.
Pájaro.
16,50 según pone en el Libro I que me dejaste y aún poseo XD
¡Serendipia!
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