Capitana de un barco con velas de papel, princesa a contraviento, dueña del aire prisionero a barlovento de un barco de cáscara de nuez. Primera al mando de una nave de cristal, impermeable al agua, al sol, al mar, a la brisa y al salitre, al mundo y a la prisa. La última en marcharse del barco cuando y si se hunde, después de los músicos y la música, la octava pista de una banda sonora de un famoso film, los cocineros, el gato que se coló, los carboneros del cuarto de calderas, los pingüinos, las pingüinas.
La que manda en la fragata de cartón de los niños que sueñan, sin ausentarse de su habitación, con el otro lado del mar y las tormentas, donde siempre queda un lugar para acabarse la merienda contra Peter Pan, que no se atrevió a hacerse viejo, ni dejarse ganar por los espejos, y el mundo cabía en un croasán. Y a la hora de dormir, se escurre al soñar con trozos de cuentos de mentira, que se camuflan en las escaleras en forma de príncipes que, los pobres, nunca llegaron a tiempo para despertarse con ella, metiendo prisa a sus caballos de ajedrez, Capitana de un barco de cáscara de nuez.
La que manda en la fragata de cartón de los niños que sueñan, sin ausentarse de su habitación, con el otro lado del mar y las tormentas, donde siempre queda un lugar para acabarse la merienda contra Peter Pan, que no se atrevió a hacerse viejo, ni dejarse ganar por los espejos, y el mundo cabía en un croasán. Y a la hora de dormir, se escurre al soñar con trozos de cuentos de mentira, que se camuflan en las escaleras en forma de príncipes que, los pobres, nunca llegaron a tiempo para despertarse con ella, metiendo prisa a sus caballos de ajedrez, Capitana de un barco de cáscara de nuez.
7 comentarios:
La brisa marina a veces no empuja nuestro velero a un dulce puerto...pero yo confío en que sople el viento hacia el otro lado.
¿Esperamos?.
Un abrazo con energías.
la brisa marina cargada de salitre, que cura mis heridas, que oxida mi vida...
¡Qué juguetonas palabras!
haré imprimir este post -permiso por favor- y lo tendré siempre cerca para sonreir.
¡Permiso concedido, grumetilla!
Aunque la razón del barquito a mi no me hizo (hace) sonreír.
Oh, es que la razón del barquito se subvierte y ya no hay tristeza...
barquito y capitana,
nuez...me atreví a colorear la imagen... eh, graX .
Habla la capitana.
Señor niño de la habitación,
tiene usted que saber,
que tiene permiso para quedarse en la cáscara,
por lo menos por lo menos,
hasta que se acabe el cuento.
Se despide atentamente,
tu princesa de papel
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