...es el principio y el fin.

domingo, marzo 30, 2008

Y yo con estos pelos

No me había dado cuenta.

Pero ya han pasado diez años, mes arriba, abajo.

Hace diez años que no me peino.

Desde que empecé a dejarme el pelo largo, por una decisión improvisada hablando con un compañero de colegio. Y me lo dejé. Largo. Mucho.

Ahora veo las fotos y me parto claro. Me quedaba horrible y parecía un jevi con toda su pelambre si me ponía camisetas negras.

Luego me lo corté, y empecé a llevar los rizos como quedaran al secarse, pero nunca me volví a pasar un peine.

Joder, me encanta mi pelo.

Y como me lo miro mucho, porque me paro en todos los espejos, me dio una alegría el otro día.

Me he encontrado una cana en la patilla derecha.

Y buscando, me he encontrado varias en la barba.

Es genial.

Porque me dejé barba para parecerme a él.

Y seguro que se alegra, ande donde ande.

Con el abuelo, supongo. Que llevaba perilla.

Pero lo de la perilla... ya os lo cuento mañana.

martes, marzo 18, 2008

Otro día más que ahora


Quizá sea mañana cuando pueda
despertarme pensando en otra cosa,
otra cosa distinta, una graciosa,
que tengo la memoria en almoneda.

Quizá sea mañana, e igual la rueda
termina de girar y va y se posa,
azar de tanta libertad forzosa
y vuelvo a llamar piel a lo que es seda.

Igual mañana mudo la corteza
y dejo de marear esta semana
al puto corazón, que ya era hora.

Igual, pero es que es cierta la certeza
que amanezco sabiendo que mañana
será sólo otro día más que ahora.

lunes, marzo 17, 2008

Uniforme de Gala

Hace unos años, un disco me dió una sorpresa. Resultaba que Antonio Gala no me daba asco. Vino, y no se fue.


VIENE Y SE VA....

Viene y se va, caliente de oleaje,
arrastrando su gracia por mi arena.
Viene y se va, dejándome la pena
que, por no venir solo, aquí me traje.

Viene y se va. Para tan breve viaje
talé el jazmín, segué la yerbabuena.
Ya no sé si me salva o me condena:
sé que se va y se lleva mi paisaje.

Sé que se va y me quedo frente al muro
de la lamentación y del olvido,
oscuro el sol y el corazón oscuro.

Viene y se va. Yo nunca lo despido.
Al oído del alma le murmuro:
-"Gracias, bien mío, por haber venido".-

jueves, marzo 13, 2008

La Bañera del tiempo (II)

¿Qué mueve al hombre cuerdo a desafiar a los cimientos de la realidad? Supongo que no existe una causa verdadera para el hombre que se encuentre en sus cabales, pero la sombra insidiosa de la locura, las maneras de aquellos que danzan entre la fina línea de lo noble y lo malvado acechan en todo hombre, y sobre todo, en todo hombre brillante.

Cuando lo conocí, recuerdo perfectamente, me pareció un hombre curiosamente excéntrico. Sin embargo, con el tiempo (siempre el tiempo) y el trato, descubrí una exquisita lógica en su forma de proceder, en su forma de observar el mundo y entenderlo. En su forma de amarlo, y por qué no decirlo, en la manera que tenía de desafiarlo.

Solíamos quedar todas las semanas, con esa costumbre y seguridad que da la amistad, conversando hasta altas horas de la noche, de temas siempre polémicos y las más veces, de escabrosa moral. No sé si lo hacía por gusto o simplemente por una poderosa curiosidad intelectual. En cierta ocasión, ignoro si animado por los vapores del chianti o por el miedo a algo que no puedo entender y que entreví en sus ojos, me dijo que un día nos citaríamos y él no aparecería. Que no me preocupase, que él estaría bien, aunque más lejos de lo que yo sabría imaginar. Me dijo que regresaría, pero que no lo esperase. Y que habría un regalo para mi. La conversación entonces dió un giro y sus palabras pasaron a formar parte del pasado. Del tiempo pasado.

Nunca lo entendí del todo, y jamás volvió a tratar el tema. Como si no hubiese sucedido.

Pero...
La semana pasada me cité con él, cual hiciéramos todas las anteriores.

Quedamos en un lugar apartado, como solíamos, como a él y a mi nos gustaba. No sabría indicar por qué, pero lo sospeché todo el trayecto de ida y lo supe de forma visceral en cuanto llegué. Él es, o era, un hombre de extrema puntualidad, al contrario que yo. Sólo eran cinco o diez minutos, pero él no se encontraba allí.

En el lugar del encuentro había una maceta, con una planta. Una planta con una extraña flor doble de color encarnado, y un tallo grueso y áspero. Y una nota: "éste es el regalo."

Ningún botánico ha sabido decirme qué planta es, o a qué familia pertenece.

Imagino que es de ese lugar lejano que no puedo imaginar. Que no sé imaginar.

Sé que regresará, y desoyendo su consejo, esperaré.

Después de todo, es sólo cuestión de tiempo.

De tiempo.

miércoles, marzo 05, 2008

Ahora no es buen momento

Parece ser que ahora no es buen momento.

Pasan las horas, pasan los días, pasan las oportunidades. En La Vida Es Una Tómbola, volumen 12, las papeletas sin premiar van cayendo a la basura. ¡Amiguitos! ¡Pasen y jueguen, que nunca toca! Es lo que tiene andar rebotando: o te vas a un lado, o al contrario. Y he descubierto un curioso detalle: nada rebota si no lo empujan primero.

Imaginen lo cansado que sería jugar un partido de fútbol en el que sólo uno de ustedes fuese el que moviese la pelota. Rebota, rebota, que en tu culo explota.

Pues bueno. El Verónico Mitad ya está cansado de esperar.

Parece ser que ahora no es buen momento. Debe de ser por el Euribor.