...es el principio y el fin.

miércoles, noviembre 30, 2005

Cogiendo el vicio

Rompo las cartas que ha enviado, dándome cuenta, otra vez, que nunca ha pensado lo que decía, que nunca fue verdad, que sólo era un susto. La espiral de siempre empieza, definitivamente, a dejar de trazar círculos excéntricos, y se lleva con ella todas las fotos que, resultaba inevitable, usaban doble fondo, aunque dije que nunca mentiría. ¿Está seguro de que desea eliminar estos 102 elementos? Pensaba que eran menos, pero sí. Iluso de él, se creyó la pose provocada por el susto, y la realidad, que siempre estuvo presente, se empieza a hacer evidente de manera que, ni siquiera cosméticos de cartas de café, podrán maquillarse de nuevo.

Libre ahora de retratos de broma y vacaciones, cambia de forma un libro, y una cuarta parte de él permuta el título, dado que el que tenía nunca fue el correcto, a estas alturas, en que barlovento es una broma, y nunca habíamos dejado de ser Náufragos, en puertos privados. El viento, que nunca estuvo a favor alega inocencia, diciendo que él es un mandao, y que no tiene la culpa. Lo dejamos marchar, con vigilancia preventiva, para que no vuelva a soplar del mismo lao. Porque el pobre, en su inocencia, ya le había cogido vicio.

Disculpadme las tres que creías que este post de este rato sería la sorpresa que leísteis para ella, pero la he roto, si puede hacerse eso con algo que no es de papel.

Pero dije que nunca mentiría.

¿O era mentira?

lunes, noviembre 28, 2005

Las dié en punto

Tocan de golpe las diez
en el poso del café
contra la mesa,
en una tumba de esas
que llaman bares.

Parece igual en Sevilla
sin ti los brillos no brillan
una miajina,
me da la razón Sabina
por soleares.

Lo bueno de estar tan lejos
es esta huelga de espejos
para encontrarme,
por eso firmo el desarme
con lo que escribo.

Y aunque me muera mucho
me limpio los arrechuchos
en el paisaje,
y casi me da coraje
estar tan vivo.

jueves, noviembre 24, 2005

Capitana de cáscara de nuez

Capitana de un barco con velas de papel, princesa a contraviento, dueña del aire prisionero a barlovento de un barco de cáscara de nuez. Primera al mando de una nave de cristal, impermeable al agua, al sol, al mar, a la brisa y al salitre, al mundo y a la prisa. La última en marcharse del barco cuando y si se hunde, después de los músicos y la música, la octava pista de una banda sonora de un famoso film, los cocineros, el gato que se coló, los carboneros del cuarto de calderas, los pingüinos, las pingüinas.

La que manda en la fragata de cartón de los niños que sueñan, sin ausentarse de su habitación, con el otro lado del mar y las tormentas, donde siempre queda un lugar para acabarse la merienda contra Peter Pan, que no se atrevió a hacerse viejo, ni dejarse ganar por los espejos, y el mundo cabía en un croasán. Y a la hora de dormir, se escurre al soñar con trozos de cuentos de mentira, que se camuflan en las escaleras en forma de príncipes que, los pobres, nunca llegaron a tiempo para despertarse con ella, metiendo prisa a sus caballos de ajedrez, Capitana de un barco de cáscara de nuez.

miércoles, noviembre 23, 2005

Saldando deudas

Prometí una vez a alguien que le explicaría lo que significa Mississippi. Las enciclopedias MIENTEN descaradamente diciendo que es un río, o que tiene un delta.
Definimos:

Cada paso del camino, caminamos por la línea,
Tus días están numerados, así que son míos
el tiempo sufre accidentes , luchamos y arañamos,
Estamos todos encajonados, ningún lugar donde escapar.

La ciudad es sólo una jungla, más juegos que jugar,
Atrapado en su corazón, tratando de huir,
Fui alzado en el campo, he estado trabajando en la ciudad,
He estado siempre en problemas desde que dejé mi maleta.

No tengo nada para ti, nunca tuve nada,
Ni siquiera tengo nada para mí ahora.
Cielo en llamas, dolor lloviendo a cántaros
No me puedes vender nada, ya nos veremos por ahí.

Toda mi capacidad para expresarme y mis pensamientos tan sublimes
no te podrían hacer nunca justicia con razones y rimas
Sólo una cosa hice mal
Quedarme en Mississippi un día demasiado largo.

Bueno, el diablo está en la callejuela, la mula en el establo,
dime lo que quieras, ya lo he oído todo
Estaba pensando en las cosas que dijo Rosie,
estaba soñando, estaba durmiendo en la cama de Rosie.

Pasando entre las hojas, cayendo de los árboles,
Sintiéndome como un extraño al que nadie ve.
Demasiadas cosas que nunca desharemos,
Ya sé que lo sientes, también lo siento yo.

Algunas personas te ofrecerán la mano, otras no
anoche te conocía, pero esta noche no.
Necesito algo fuerte para distraer mi mente,
Voy a mirarte hasta que mis ojos se queden ciegos.

Bueno, y aquí estoy, siguiendo a la estrella del sur,
Crucé este río sólo para estar donde estás tú,
Sólo una cosa hice mal
Quedarme en Mississippi un día demasiado largo.

Bien, me han hecho astillas el barco y se está hundiendo rápido
Me ahogo en el veneno, sin futuro, sin pasado
Pero mi corazón no está cansado, es ligero y es libre
No tengo sino cariño para todos los que han navegado conmigo

Todo el mundo moviéndose si no están ya allí,
Todo el mundo se tiene que mover a algún lugar,
Pégate a mi, cariño, pégate a mi de cualquier manera,
Las cosas deberían empezar a ponerse interesantes justo ahora.

Mi ropa está mojada, tirante en mi piel,
no tan tirante como la esquina donde me pinté.
Sé que la fortuna está esperando para ser amable,
Así que dame la mano y dime que serás mía.

Bueno, el vacío es interminable, frío como el barro
Siempre puedes retroceder, pero no puedes retroceder todo el camino
Sólo una cosa hice mal
Quedarme en Mississippi un día demasiado largo.

viernes, noviembre 18, 2005

Hatsumi vence a Sabina

Estimados Radioleyentes:

Prestos acudimos a informarles que en cruento duelo, demostrando TaiJutsu superior, Hatsumi sensei, el Último Ninja Vivo, ha vencido en combate al Maestro Sabina, ese que canta.

Mientras algunos cientos de personas sentados en butacas lo escuchan en el Calderón, esos malditos aristócratas, Marcos, haciendose trampas y oídos gordos, donde no entren moscas, se guardó los 30 euros en un hueco de la manga. Servirán como tributo a las Ogrinas que flanquean la puerta del lugar donde Mi Maestro de Maestros Ninja me muestra el sendero del Budo, pues Ninpo es Bujutsu.

Lamentamos no poder retransmitir el combate. La alineación fue cual sigue:


A mi derecha, en camiseta de seminario y hakama tradicional, con un peso total de 800 años de tradición... ¡Hatsumi Sensei!

(público: ¡Weaahahahahaha, viva, bravo, arigato, arigato, Sabina que te mato...)

A mi izquierda moderada, con bombín reglamentario y Admira Eva con cutaway y caja estrecha... ¡El Maestro Sabina!

(público: ¡Sabina, Sabina, Sabina es cojonudo... como Sabina, no hay ninguno...! ).

Lamentablemente, aunque Hatsumi casi es derrotado cuando Sabina atacó con Una Canción para la Magdalena-geri, un mes de budo pesó más que dos horas en el cielo de la calle... aunque sea en el Calderón. Cosas veredes, Sancho.

Pero la vida es como un sueño. Y los sueños... bueno, sueños son.



Hasta la próxima vuelta, Maestro.

martes, noviembre 15, 2005

Ver para creer

Vivimos para elegir. ¿Pantalón corto o largo? ¿Camisa o camiseta? ¿Gayumbo o suspensorio? ¿Kas naranja o Kas Melón? ¿Embu o Keii? ¿Vaca o pollo, o Luis? ¿Novia o amiguitas? ¿Messenger o teléfono? ¿Mail, o a mano? ¿Tirantes o cinturón? ¿O cuerda de mendigo? ¿Y el niño? ¿Karate o Judo? O mejor a Inglés.

Nos toca escoger, a todas horas. ¿A cuarto o a en punto? ¿Ahora o más tarde? ¿Cafeína o teína? ¿Héroes o heroínas? ¿Rambo o Viriato? ¿Sinatra o Gurruchaga? ¿Sabina o Bob? ¿O los dos juntos? ¿Salsa o bakalao? ¿O bakalao en salsa? ¿Entrenamos o vemos futurama? ¿Koku o Renyo? ¿Paraguas o chubasquero? ¿Y de postre? Qué se yo, canela en rama...

Ustedes... ¿Qué prefieren? ¿Trampa o truco? ¿Reglas o ilusión? ¿Aplaudos o silbidos? ¿Chistes o piropos? ¿Hornazo o hamburguesa? ¿Soja o agridulce? ¿Ninjato o katana? ¿Ver o creer? ¿Y las venas? ¿Me las corto o me las dejo largas? ¿Mulder o Jiménez Deloso? ¿Resines o Bill Cosby? ¿La Tapa o el McDonalds? ¿Miguel Ríos o Chuck Berry? ¿Juan Hombre o Michael Dudikoff? ¿Educación o modales? ¿Magisterio o ingeniería? ¿Carta o naipe? ¿Varita o gesto? ¿Banco o caja? ¿Mocho o colacado? ¿Fumigar o a pisotones? ¿A golpes o razonando? ¿Tasconia o Chemalia? ¿Emigración o inmigración? ¿Hacer el amor, o la guerra? ¿Estar dormido o estar durmiendo? ¿Estar jodido o estar jodiendo? ¿Cela o Terry Pratchett? ¿A qué jugamos? ¿GURPS o al escondite? ¿Llamo yo o que llame ella? ¿Ahora? Igual es mejor luego. ¿Dojo o pesas? ¿Chocolate? Algas sí, pero ¿hasta cuándo? ¿Ángeles con sexo o de los censurados? ¿Vaivenes o ajetreos? ¿Niños o mayores? ¿Encanto o charme? ¿Magia o glamour? ¿Dragón o lagartija? ¿Presencial o a distancia? ¿Mago o showman? ¿Nin o Jû? ¿Y con ella? ¿A besos o matarla?

Rien ne va plus, messieurs...

Y gira la noria...

Se trata de que el cículo avanza, en la ruleta, y se estrecha, poco a poco en torno al cuello, otra vez, y no nos damos cuenta. Se trata de que se pierden las horas sin haberlas estrenado, y al enterrarlas ni nos damos cuenta de que vamos de luto. Se trata de vivir a través del espejo, repitiendo el fotograma de la anterior sesión, como Houdini, y sin cadenas. Escapar siempre, huyendo permanentemente de todo, de nada de nadie, savoir faire, a mi manera. Se trata de no poder dormir, y tener clavada en la almohada la memoria, la de ayer, la de mañana, las anteriores y las siguientes.

Se trata, lo dije una vez, de morir por accidente.

Pero en la otra cara de los veinte duros, en la doble sesión hay nuevos espectadores, un número de magia nuevo en el que, sin trampa, ni cartón, el humo y los espejos se vuelven diáfanos y el camino se vuelve más amable en algunos trayectos. No calzamos las botas de pisar blancos en el campo para caminar, alegremente de la mano. Hacemos una pausa para cenar, dos veces por fin de semana, o las que falta hiciere, Sancho. Asiste el hermano humorista de Boomer, y aunque ella últimamente se marcha siempre pronto, suele quedar un roto, o dos, para las enmiendas. El resto de la tropa, incluídos nuevos reclutas bailan la rumba del tracatrá. A ritmo de tango.

Y el ciclo famoso, sin tatuajes, sigue ciclando, y rueda la rueda, y gira la noria...

miércoles, noviembre 09, 2005

Patatas embarbascás

No se lo van a creer. Con un año de retraso, pero buena salud, se reencontraron en Salamanca, representado a sus respectivos equipos: Maddi y Jaione, del País Vascuence, Ibrahim y las Flores Embarbascás, de Sevilla, la Comarca, María de las Cebolletas y Beatriz, del País de la Morcilla, provincia de Gamonal, y el que suscribe, El Mago Hobbit, de Valladolid, generalmente.

Animó el evento: la bella Angelita.

La llegada fue por sorpresa, nadie espera otra cosa de los magos, cuando Maddi me asustó en la estación y yo creí que me atracaban. Ya respuestos y vestidos de nuevo, don Ibrahim y Mari Cebo llegaron, tarde, a la estación a buscarme. Una vez que fui buscado, acudimos al cajón donde viven Mari Cebo y Angelita, y que ellas llaman casa. Allí estaba esta última, en pijama y con mofletes.

Peregrinamos con fe y zapatillas a un supermercado, en busca de Pizzas, cerdo frito y rebujito. Hubimos de seguir en pos del líquido, miles de calles más allá. Ibrahim y yo nos perdimos, pero nos callamos como putas a la vuelta. Antes de la cena, compramos una Bea en la zapatería de la estación, y nos arrebujamos. Volvimos a la zapatería, a comprar una Jaoione que hacía juego con la Bea. Más tarde, de ruta turística por la ciudad, me enfadé cuando fui el único al que el negro no invitó a bailar.

Y os contaría más, pero son las dos de la mañana, me duelen diversos moratones, y hay cosas que los caballeros nos guardamos...


... para otras ocasiones.

Hasta mañana (con chocapic).

jueves, noviembre 03, 2005

Soñar con sacarina

Se quedó dormido, pese al traquetreo de los amortiguadores del autobús, viejos veteranos que se quejaban a veces por edad, y otras por vicio. La cabeza apoyada en en un jersey, y nueve horas, tic tac, de carretera y manta por delante, que acabarían, casualidad, con las rayas del amanecer. Al menos eran cuesta abajo, que se supone que se va más rápido. Un par de ratos, quizá tres después, se le acabó el azucar de la sangre y la cabeza, y edulcoró lo que soñaba con sacarina. En medio de los sueños sin glucosa, alguien que caminaba acababa de desnudar una piruleta arrojando el papel al borde del camino, se había roto un poco, pero no importaba demasiado, la piruleta nunca se lo pondría de nuevo.

Un bache nuevo, debutante de esa noche, le sacó unos segundos del sueño, pero no se le olvidó la imagen del sueño como nos pasa a todos algunas veces. Morfeo dió al play, y volvió a quedarse más o menos dormido, pese a los vaivenes. En la pista onírica del reproductor, sonoba la misma imagen, pero el que caminaba aprovechó para ir adelantando camino en lo que el mozo del autobús volvía a alcanzarle en el sueño. La piruleta, naufragando paladares, acompañó al que caminaba hasta que sólo quedó el palito, rayando el amanecer, y se despertó a tiempo de ver como entraban en una estación, término en este caso.

En la otra punta del cuento, dirección sur, alguien soñaba lo mismo.

Ah, pero al revés.