...es el principio y el fin.

lunes, agosto 20, 2007

Besos en el cuello (de botella)

Joder.

¿Por dónde empiezo?

Las emociones se atragantan, el cuello de botella es demasiado estrecho para pasarlo todo, así que beso ese cuello, otra vez.

Quizá deba ceñirme a esas dos frases que he repito duranto esos veinte, veintiún días... que las emociones no te esclaviza, sino que te liberan, y que llega un momento en que la forma externa ya no importa, y sólo existe la sensación.

He puesto de fondo a Bob Dylan, como muchos ratos de ese quizá mi último universo de bolsillo. Muchas cosas que decir, el tito Bob, y todas en el momento adecuado. Spanish is the loving tongue.

Fue todo rapidísimo.. acabé mi último día de Taller de Magia con mis Monstruos Favoritos (espectáculo de masas incluído, presentado por don Alejandro, un gigante de metro treinta que llevaba corbatilla y un repeinado materno ciertamente estupendo). Y huí. Por la noche, como los ladrones relléné dos mochilas con todo lo necesario para explorar universos paralelos, dormí fugaz y rápido (obviemos detalles morbosos al espectador sensible).

La primera parada la vieja Cartago, preciosa y escandalosamente húmeda como siempre. La bella Crix ya convive con Poncho y tienen un hijo/perro que se llama Gazpacho. El amor entre punkis es para siempre.

Después retorno a Murcia, donde, para mi sorpresa, instantes antes de coger el autobús un ser de metro sesenta escaso, camiseta de tirantes y pendientes me espeta "¿vas al campo de trabajo?". Así que charlando con Cristofer llegué a Puerto Lumbreras. Donde conocí a a los demás. Ignoro qué demontres mueve a gente de Francia, Italia, Alemania, Austria y Japón a venir a Esta España Una en verano a un pueblo perdido, a un albergue perdido en mitad del monte durante quince días a trabajar gratis.

Y como la forma externa no importa, sólo cito sensaciones: Matteu y Johan cantando por Elvis y una de amor en francés, Cristofer comiendo un plátano, una niña llorando de Toledo, una princesa
tangled up in magenta, dos cartas que se cruzaron en el recorrido, un hermano de bandada buitre, un marciano improvisando el mundo, una falta de sueño aunque soñara demasiado, el Mundo sobre una discoteca, una confesión involuntaria, una conejita de Playboy, un castillo con magos y princesas, un juego de Anthony Blake que nunca antes había hecho, luz de luna y estrellas fugaces, unos astrónomos que ocultaban una mesa de warhammer en su observatorio, un distanciómetro láser, muchos colore... permitanme dejar casi todo lo demás en el tintero.

Tras el campo, me fui a Granada.

Y esa (silencio), ya es la otra historia.

Besos en el cuello (de botella).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En el curso de magia te parecías a Papi Bender cuando adoptó a los 12 niños.

Y el califato sigue en su sitio...

Páharo

Anónimo dijo...

En realidad, lo juro, me adoptaron ellos a mi.