...es el principio y el fin.

viernes, mayo 09, 2008

Categoría de armadura: CERO

En el juego de rol "Dragones y Mazmorras", en aquella segunda edición a la que jugábamos en tiempos en que los veranos duraban para siempre, las reglas para armaduras eran muy curiosas. Se resumen en que las armaduras no te protegen del daño, sino que cuanto mejor es tu armadura, más difícil es que te impacte alguien que te ataque.

Empezaban en 10 (ninguna armadura) y acababan en categoría de armadura -10 (dragones milenarios y esas gentes de mal vivir). Si miran mi perfil, verán que reza en un punto "CA 0". Eso significa que tengo una armadura ciertamente buena. Una buena armadura de acero élfico, quizá con escudo, quizá mágica ella o mágico él, y evidentemente sin yelmo, porque soy mentalista* además de guapo, y se me tiene que ver la cara.

Pero antes, la experiencia: en aquel entrañable juego, los personajes mejoraban sus capacidades ascendiendo de nivel. Esto se lograba o bien por la freudiana vía de matar bichos (cada monstruo muerto otorgaba "puntos de experiencia"), o bien por otras menos sangrientas: descubrimiento de objetos mágicos, resolución de enigmas y misterios, buena interpretación, esas cosas que hacen mejor la vida del aventurero capaz. Con las subidas de nivel, llegaban de forma intrínseca al personaje conjuros más poderosos, mayores habilidades de combate, el acceso a oscuros lenguajes y secretos de las Potencias Ultraterrenas, habilidades fabulosas como Esconderse en las Sombras y Vaciar Bolsillos. Toda una batería de poderes y potestades.

Pero por mucho que viajases de aventura en aventura, por muchos combates, melés, traiciones, puñaladas por la espalda, vueltas, revueltas, asesinos en masa de orcos inocentes, por muchos niveles que subieses, tu categoría de armadura siempre era la misma: 10. Ninguna armadura.

Había que irse de compras y adquirir protecciones, hallar mágicas cotas de mallas, revestirse de conjuros de Sacerdote o de Hechicero. Pero por mucho que avanzases, tu armadura siempre era la misma.

Por muchas heridas que recibieras, no te endurecías.

Por muchas heridas.

Es curioso que lo único que sí pasa en la vida real no se reflejase en el juego.

Pero claro, por eso es fantasía.


* sí, Gerardo, ya sé que esto es de Rolemaster.

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