...es el principio y el fin.

martes, mayo 19, 2009

Ellos llevan gabardina


(este relato se escucha con
esto, cortesía* de La Condesa Piernazas de Ruiz-Colmenares)

No me gustaría que perdieras el tren.

No me gustaría demasiado.

Sobre todo, no me gustaría darle lástima a algún otro viajero, que se diese cuenta de que he ido a buscarte a la estación con una flor.

No me gustaría que lloviese.

Siempre que un chico con flor se vuelve de una estación en la que no pudo recoger a nadie, llueve.

Y empieza a llover en cuanto sale de la estación.

Se tiene que subir el cuello de la gabardina (porque siempre que ella va a darle plantón escogen llevar una gabardina) y caminar sólo bajo la lluvia, con la flor de la mano.

Se nota mucho que la flor no es para él. Los chicos no saben llevar una flor de la mano.

Me vería la gente, y no me gustaría.

Tendría que caminar bajo la lluvia hasta un bar de esos perdidos que suele visitar la gente que se queda sola, donde conoces el nombre del camarero y él el tuyo.

Cuando llegas a ese punto, te das cuenta de que hay muchas cervezas nuevas. El chico sin chica y con flor se preguntaría en este punto si realmente hace tanto tiempo que no pasa por allí.

Es tarde, de todas formas. Siempre es tarde cuando paseas con una flor sin dueña.

Poco a poco, los parroquianos se van yendo y el chico sin chica mira el fondo del segundo vaso.

Es tan tarde que, mientras sigue lloviendo fuera, el camarero enciende las luces y quita la música, en uno de esos bares en los que hay luz, pero poca, siempre.

Empieza a recoger, mientras el chico se queda casi solo.

Casi.

Mira la flor y el fondo de un tercer vaso y se fija en una chica sentada ella sola en una mesa.

Al fondo.

Porque las chicas solas siempre se sientan al fondo.

Mira otra vez la flor, (una flor da mucho vértigo desde el fondo de un vaso) y apartando el vaso le pregunta algo al camarero, y éste le responde.

Suena otra vez la música, pero despacio, y hay humedad porque está lloviendo mucho.

El chico se acerca a la chica sola con dos copas de lo que ella había estado bebiendo. Una flor más que no se queda sin dueña.

Y luego, el camarero se despide de ambos, que se van juntos bajo la lluvia.

Pensaste un poco si eso me pasaría si no llegases en tu tren.

No. Eso le pasaría al tonto que fue con flor a recoger a una chica.

Yo iré a buscar una estrella.


* inspiración cedida por WinterGirl Enterprises-Rhiwen International Ultd. Todos los derechos hechizados.

6 comentarios:

Rhiwen dijo...

Y las estrellas siempre acaban apareciendo ;-)

Anónimo dijo...

No lloverá, hará un sol espléndido; lo atestigua la chica sola del fondo, que sonríe.

Charal dijo...

Que bonito! ^^
Me encanto la historia, muy bien contada y de una u otra forma siempre con un final feliz =)

Anónimo dijo...

Precioso ^^

Rhiwen dijo...

Pero al final llovió y nadie tuvo flores ese día... :-P

gaitero en el exilio dijo...

llueva o no llueva regalemos floressssss