...es el principio y el fin.

domingo, junio 27, 2010

Rascando donde pica


Lo malo de la autoconsciencia, esa silenciosa maldición a la que estamos condenados hombres, delfines y algún otro primate superior, no es reconocerte en un espejo los domingos por la mañana.

Es la consciencia de otros.
La consciencia de otros los ratos que no te apetece recordar. Los domingos por la mañana.

Recordando los sábados por la noche.

Hay algunos sábados en que, perfectamente sobrio, rodeado de gente a la que quieres (amigos, hermanos, compañeros, mujeres bellas con vestidos de rayas) tienes una diáfana y cristalina sensación de no tener ni puta idea de dónde estás. De dónde venimos. Y a dónde coño vamos a ir cuando nos cierren.

A dónde vamos a ir mañana. Y pasado. Y cuando hayan cerrado todos los bares que nos toque por pisar.

Porque lo único bueno de las heridas mortales es que te matan. Y así dejan de doler.

Sin embargo, los rasguños superficiales, las rozaduras de zapato o los impactos de fuerza uno cuando te despistan están mareando varios agónicos días. Y no en la piel, precisamente.

Al menos (cosa que los delfines no) puedo rascarme donde pica.

Este es un aviso del mando estelar a todos los almirantes de la Flota Imperial: nunca bajen los escudos.

2 comentarios:

Elektra dijo...

Ultimamente escribes demasiado poco, baby. Y que nos queda a los que te seguimos en las noches de insomnio y en las horas largas.

guitarras electricas dijo...

Muy bueno segui asi! Saludos