...es el principio y el fin.

martes, marzo 29, 2005

Poder pintarse

La ciudad me quema bajo los pies ahora que caminar se vuelve una tortura, ahora que me toca hacerlo solo, sólo sin ti a mi lado. Rodeado de gente por todas partes, me veo en una balsa en medio del mundo, completamente abandonado. ¿Adivinas qué me falta? Con ruido por todas partes en torno a mí, parezco completamente idiota sólo oyendo el ruido de por dentro, que me grita a voces el nombre de los besos de mi boca. Hago planes con la realidad, yo no huiré de ella, y ella no me asfixiará, pacto de no agresión para poder sobrevivir un rato más conservando la cordura, la calma, la impaciencia.



Esta tarde me sentaré en mi mesa a pintar miniaturas, que llevan años olvidadas en cajones, pondré música, alta y conocida, para poder ahogar el sonido de dentro, para preocuparme de pinceles y botes de pintura en vez de acordarme de que mis manos son demasiado torpes como para poder pintarte. Lo malo y lo peligroso es que en esa mesa vive y duerme y me hace soñar una foto tuya, un primer plano para un carnet que el destino, travieso a veces y otras sutil de maneras que no entiendo me hizo colocar allí por si mi memoria se duerme de tu recuerdo. Supongo que la foto, que se esconde en los pliegues de la mesa me emboscará cuando menos me lo espere para distraerme de los botes de pintura, y las figuras, y los pinceles y la música y los cajones. A veces pienso que sería mejor olvidarse de la foto, de la ciudad quemándome, del aire con tu nombre, de los náufragos y de las islas.

Y sólo pintar cosas que se que sí pueden pintarse.

6 comentarios:

Marina de Luna dijo...

Siempre has de poder pintarte, pintarte de verde, de azul, de amarillo, o como más te apetezca; para q te vean o xa q te veas, o quizás xa q no te vean, o xa q creas q no te ven. Pero la pintura sólo cubre tu piel, como en tus miniaturas, no tu alma q sigue siendo la misma en cada ciudad y junto a cada persona. Y esa es la realidad, xq sin pactos o con pactos es la misma, a ella no le influyen las pinturas, siempre es igual, aquí o allí, con esa persona o sin ella, igual q tu alma, igual q tú.
Intenta no pintar con música la voz q te grita por dentro, si tan poco te gusta mandala a paseo, dile q deje de molestarte, q estás harto de llorar, q no quieres seguir pintandote.

Anónimo dijo...

Conocí a un chico que era alérgico al polen y al polvo y al serrín y al humo provocado por la combustión de carburantes y a las ensaladas y a los gatos y a las ballenas y a las fibras sintéticas y a uno de cada dos medicamentos. Era uno de esos chicos que no hablan con nadie. Parecía uno de los que viven en campanas de cristal, pero era alérgico a las campanas de cristal, así que tenía que enfrentarse con todas sus alergias. Llevaba sus alergias encima como un viajante de comercio lleva sus maletas. Demostró legalmente que era alérgico a sus padres, así que sus padres tuvieron que darle una pensión vitalicia sin disfrutar a cambio del consuelo de agujerear sus zapatos con sus propias desgracias, además él ni siquiera llevaba zapatos porque era alérgico a la piel y al caucho.Le hicieron unos zapatos de madera pero a él le pareció que era como andar con dos ataúdes chiquititos en los pies, así que los tiró por la ventana. Una chica que pasaba por la calle recogió los zapatos, y como nunca había visto unos zapatos tan raros subió a ver de quién eran. El chico abrió la puerta y la chica entró, los dos se miraron un rato y los dos eran guapos, y los dos llevaban solos demasiado tiempo, así que se abrazaron un poco a ver qué pasaba y resultó que la chica iba vestida con fibras sintéticas y tenía ojos de gato, y estaba gorda como una ballena y tenía polen en el pelo y serrín en el cerebro y antibióticos en los dedos y ensaladas en la falda y un motor de explosión que le ayudaba a subir las escaleras. El chico se murió con una estúpida y gigante sonrisa de felicidad en la cara. Cuando me desperté estaba segura de que podía aprender algo de ese sueño, pero no sabía que coño podría ser.

Anónimo dijo...

Siempre me dices que no te escribo nada, y siempre te contesto, que tus letras me pasan por encima, me arrollan, y me dejan por dentro en silencio. Silencio de susto, de estar expectante, impresionada, las letras en mi cuerpo ¿de papel? Gracias por las horas lentas.
Beso, de los que sabes cuando empiezan, y no cuando terminan
Suerte, y buenos días!

Anónimo dijo...

Todo pasa: el amor, la juventud, la belleza, la fuerza; no hay gloria en un anciano senil ni en quien llora por un amor perdido. Así como crecemos, nos disolvemos. Pero nos queda la rabia, rugir al mundo "no me desvaneceré sin dejar una cicatriz en el tejido del tiempo". A veces el dolor es la manera de despertar al durmiente que llevamos dentro, y a veces un corazón roto al curarse se fortalece (mis profesores de cardiología me matarían si leyeran esto).

Cómo les duele despertar a la vida a los niños que nacen con los ojos abiertos, conscientes antes de nacer de todo el quebranto que espera.

Yo también camino con una losa en la mochila. Gracias por compartir la carga.

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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