El Caminante antes conocido como El Náufrago hizo un alto en el camino para merendar, sentándose en una piedra que resultó ser una seta de considerables proporciones y pasó a engrosar la lista del menú. Abrió su zurrón (el suyo, no el de la seta) de piel de orca marinera y sacó su bocadillo de panceta. Bebió un Aquarius que cambió a un monje, que pasó un rato antes por el camino, por un guante de boxeo que solía llevar, y al acabar el festín, se sacudió las migas del bigote.
El postre, se dijo, se dejaba para el final porque era siempre lo que más le gustaba.
Escarbó again en el zurrón, le quitó el papelito a la piruleta y lo demás fue historia.
(continuará)
El postre, se dijo, se dejaba para el final porque era siempre lo que más le gustaba.
Escarbó again en el zurrón, le quitó el papelito a la piruleta y lo demás fue historia.
(continuará)
3 comentarios:
Vaya, nos dejas en la mejor parte...... q malvado!!!!!
Yo q quería conocer lo q nuestro náugrago siente con ese maravilloso postre, una piruleta de fresa....Seguro q se nos caía la baba,gggggg
Las horas lentas pasan a veces y da gusto cuando lo hacen. A veces dentro de abrazos, no es necesario hacer algo realmente interesante o divertido, en realidad no necesitas casi nada, si estas con quien quieres estar, disfrutas el paso de las horas lentas aún con frio, sin dinero, en una ciudad gris, tú y yo con nada interesante que hacer.
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