...es el principio y el fin.

miércoles, febrero 21, 2007

¿Cómo se llama la película?

Se abre el telón.

Suena un despertador a las nueve de la mañana, un señor con bigote desayuna un tazón de cereales con muesli, un trozo de pechuga de pavo y un vaso de zumo. Ensaya durante una hora un número de magia y se marcha a un centro cívico donde dieciseis seres de metro treinta en estado semisalvaje (menos cuatro majísimos de siete años que lo pedían todo por favor y recogían cosas sin que nadie se lo tuviese que pedir, colandose entre las mesas y los huecos de la sala) berreaban en lo que, optimista, la programación aseguraba que era un taller de magia.

Tras domarlos brevemente y lograr que construyan en cartulina la Súper Caja de Producción, el señor con bigote corre a su casa, consulta el correo, come unos macarrones de ayer, se ducha, lava y afeita, mete barajas y pañuelos y un rollo de papel y otra baraja y la pizarra de hacer magias en un maletín de color negro, se guarda un troll en el bolsillo y corre a la estación de autobuses para coger un barco hasta un trozo de Segovia.

Tras una hora repasando mentalmente los ensayos, el señor autobusero olvida advertir al señor del bigote de su parada, se disculpa y le asegura que sí, que llegarán a Segovia, darán la vuelta y aterrizarán, pese a todo, a la hora, justa pero precisa en el lugar adecuado.

Casi una hora después, en ese lugar adecuado el señor con bigote es conducido a un salón de actos de un ayuntamiento pequeñito, coloca el equipo de sonido, se esconde en un traje de seda de corte largo, cuello mao, color azul cobalto y hace magia con el maletín a casi cien niños disfrazados, un grupo de madres que se reían mucho y dos púberes MUY travestidos.

Una hora después, se recogen las cartas del suelo y se limpia la pizarra, el señor del bigote se quita el mono de trabajo, y espera sin saber bien a quien hasta que la chica que limpia localiza a una concejala que le entrega su estipendio.

Se detiene un momento en Salchichería Hermanos Otero a comprar cien gramos de cabeza de jabalí, trozo de empanada y batido. El más calvo de los Hermanos Otero le descuenta tres céntimos "para no liarnos con el cambio". El señor de bigote se sube a un autobús de vuelta, llega a su isla mesetaria y se va un rato al gimnasio. Se aburre y regresa a su casa, donde ve a House ser malvado con su mejor amigo.

Conversa sobre disfraces con su sonrosado hermano, escribe en su blog y se va a la cama.

Joder que día.

Se cierra el telón.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Bienvenido al mundo del estrés, bien llevado puede resultar placentero, descúbralo.

vane dijo...

Enhorabuena Sr. Pastor, por su apretada agenda de las actuaciones, esa que nos costó tanto encontrar.
Un beso, y buena suerte, que siga así la racha

Otro beso para mi perrito Loki

Elendaewen dijo...

Para lo que dan 24 horas... =)
Saludos.

gaitero en el exilio dijo...

enhorabuena, por fin puedes quejarte de la vida que querias, no??????
un abrazo y que sigas conociendo mundo, el pseudogaitero intera hacer lo mismo a otra escala

El Capitán dijo...

Un señor con bigote? Es el mismo señor con bigote que nunca se ríe en las actuaciones? O el señor con bigote que siempre está ahí para ayudarte a indicar dónde está una calle?

Pues si mira a ese señor con bigote y luego tres calles más abajo...

315517 dijo...

Que pena que se afeitara y sobreviviera el bigote... a un bonito día de magia. Muchos sueñan con dedicarse a ello pero pocos lo consiguen.

Ö_Ö