...es el principio y el fin.

martes, septiembre 09, 2008

Blam

Suele ser divertido creer en teorías divertidas. La de las tierras alternativas (la de los tebeos, la de Terry Pratchett, la de Stephen Hawking) en concreto. Siempre, cada vez que tomamos decisiones, cada vez que hay posibilidades de que ocurra algo, el multiverso se mueve y allí, a un latido de vibración, a una fracción de posibilidad de nosotros, está un universo en el que ha ocurrido algo que en el nuestro no.

Suele ser divertido.

Y a veces, en fin, no.

A veces es espantoso.

Se conocieron un viernes. Ya se habían visto antes, pero apenas habían hablado. Tenían constancia de su respectiva existencia, simplemente. ¿Sabes? Ni siquiera se caían bien. Es algo normal con la gente inestable. Si dos cosas que se mueven mucho se ponen cerca, algo chocará con algo.

Y chocó, claro, en esas pequeñas ocasiones que les dieron constancia de las respectivas existencias. Los pequeños roces son incómodos, y tardan en olvidarse. Ese viernes se rozaban, recordando la constancia que se tenían, que se tuvieron.

Y eran inestables y se movían mucho.

Y, por azar, por curiosidad, por miedo al resto del mundo, por hambre y por sed, por falta y por exceso de muchas cosas, por chulería, por el vino, porque les picaba y se rascaron (el uno al otro) o por cualquier causa que se te ocurra: se acabaron enganchando, porque se movían mucho, y acabaron muy cerca el uno del otro.

Como diría mi amigo el capitán Sepherius, que nunca ha amado pero le han herido muchas más veces que a mí, el gran, el gran problema de mirar a alguien de cerca es que acabas viendo los huecos que lleva en la armadura. Y sin ropa, es muy fácil ver y hacer heridas y son muchas las ganas de evitar hacer más y de acariciar alrededor para que duela menos.

No se puede hablar mucho de los momentos en que no se puede hablar mucho porque está la boca, y todas las bocas, ocupadas en asuntos más urgentes.

No lo haré.

Después de, ella recogió las piezas de la armadura y con ella puesta se marchó.

Él la acompañó a la puerta. Con la coraza (tres o más en dos de seis) puesta y aprestada, aunque él la llevaba a medias. Él dejó caer un adiós que ella recogió sin mirar atrás y fue al ascensor, mientras el cerró la puerta.

Era muy pesada.

Se cerró despacio.

Blam.

El eco reverberó en el marco, en la pared, en la escalera, en el edificio. En el universo.

Uno o dos días después él recibiría un mensaje con noticias peores sobre todo esto, aunque entonces lo ingnoraba.

Mejor.

Mucho mejor.

Ya tenía bastante con el blam.

Blam.

Allí al lado, a un latido de vibración, a una fracción de posibilidad, ella se quedó a dormir y les amaneció el atardecer. Él odió la teoría espantosa de las tierras alternativas (la de los tebeos, la de Terry Pratchett, la de Stephen Hawking) y a la pareja desnuda de armaduras del universo contiguo y regresó a la cama.

La cama, como las pizzas y las ganas son la sustancia del multiverso que más rápido pierde el calor. Se metió y encogió por el frío y trató de dormir.

No pudo.

Los últimos ecos del blam rebotaban en sus tímpanos, en su estómago, en todo su universo, definiendo lo que no iba a pasar.

Insomne, pasaron uno o dos días.

Sonó su móvil.

Era un mensaje nuevo.

Hay teorías espantosas.

Blam.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también tuve un 'Blam'. Uno más, supongo. Si no existieran las puertas, los odiados adioses,los ascensores,el maldito eco,la pared,la escalera que nunca termina,el edificio,el universo...nos quedaríamos sólo con los roces. No hay explicación, (ni escasez ni excesos) el azar es azar porque no tiene justificación,sino cambiaría su nombre por razón.

Saraninay dijo...

Tal vez un "blam" sea más deseable que un "crash"...

Max Verdié dijo...

Sarita, no te me pongas metafórica... aunque un "ñosclas" siempre es mejor que un "tracatrá".

Alejandra Escosell dijo...

El blam no es nada más que un blam. El problema es el cómo retumba y cómo se escucha cuando, aunque suene fuera, lo escuchas dentro.
Desde fuera un blam es posible que sea el asunto más ridículo que nadie pueda producir (como sonido me refiero).

Quizá para otra haya un silencio que hable, y aquella baje por las escaleras por no hacer ruidos.

Besos Max

Saraninay dijo...

¿Quién habla de metáforas?

Eres tú el que se ha puesto onomatopéyico...

^^

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

No teorices, solo fíate de tu experiencia, que las teorías son eso... Teorías. A fin de cuentas sólo sirve la práctica.
Besos.