...es el principio y el fin.

jueves, junio 18, 2009

Calsetín


El papá de mis enanos favoritos me contó cosas muy interesantes. ¿Qué conversación no lo es a las tres de la madrugada? Fede era un bebé y Manuela no había nacido, pero su progenitor me habló de dos señores. Uno, Hilario Camacho. El otro, Javier Ruibal.

Hay una canción de este último que por alguna razón relaciono siempre con una chica. Una preciosa que vi fugazmente una noche en Sevilla.

Y por alguna razón, se quedó grabada en un hueco de la memoria que se abre de vez en cuando.

Siempre me dice que no pierda el tiempo pensando en ella.

Pero yo, que soy un canalla, nunca hago caso a nadie.

Javier Ruibal: Isla Mujeres.



Subía el calor cuando pasaba por mi acera,
todo el bulevar pudo quemarse en su candela.
Hay una legión de sátiros y piratas
que, de bar en bar, le gritan: ¡Guapa!

Me hago seguidor de sus andares de pantera,
peregrino voy, donde lo ordenen sus caderas;
qué me importa a mí si es un infierno la calle,
si por fin la llevo por el talle.

Oye, mi bien,
tú la reina de Isla Mujeres;
y yo, si tú me quieres,
seré tu esclavo más fiel.
Pobre de mí,
si de tu fuego me extravío,
mi corazón, de frío,
se olvidará de latir.

Sobre su perfil un sol de cobre se derrama,
la rosa de abril, desnuda en medio de la cama,
se ha brindado a mí con un amor que desarma,
nubla la razón y abrasa el alma.

Y era de esperar que yo esperara retenerla,
pero todo el mar es poco mar para esa perla.
Arde el bulevar y, al borde de la locura,
no soy yo quien va de su cintura...

2 comentarios:

Diego dijo...

no cambias!!

no cambies

Rhiwen dijo...

Ya sabes lo que opino de los canallas XD