...es el principio y el fin.

jueves, octubre 01, 2009

Pequeña Poesía en Piano Bar (en noches como aquella)

(pulsen primero aquí...)

Llovía fuera.

Siempre llueve fuera en noches como aquella.

¿Cómo olvidar?

Había algo de humo en el ambiente, separado de la lluvia embebiendo aceras por cuatro milímetros de vidrio. Solamente.

¿Cómo olvidarla?

Yo bebía sólo, como se bebe en noches como aquella. Una camarera limpiaba vasos al fondo de la barra, y detrás de mí el pianista saludaba y se marchaba.

La lluvia, temeraria, atacó al humo en el umbral, libre de la cárcel de cuatro milímetros.

El pianista se marchó.

Al fondo del bar, un fondo que continuaba tras lo largo de la barra, hacia una tarima de poca altura. Allí reposaba el piano. Estaba cerrado, supuse, aunque no lo veía.

En noches como aquella, la luz es un bien escaso, y la oscuridad acariciaba aquel fondo de manera suave, y muy lenta. No me di cuenta hasta dos o tres tragos después, quedando sólo un dedo de aquello que estaba bebiendo. Lo noté al tragar, pero no lo entendí hasta que el vaso volvió a posarse.

Se posó.

Clac.

El piano seguía sonando.

Así que me giré.

Y lo vi.

Sonando solo.

Y me equivoqué. Sonaba, pero no estaba solo.

Sentada cerca, sin tocar el instrumento, estaba ella.

Una pequeña poesía, en un piano bar.

Recuerdo que estaba vestida de azul, con el pelo suelto, de color negro, cayendo sobre su espalda.

Sobre su espalda.

Ondulado, pero dulce, como una cascada de nubes negras que no pueden sujetarse.

Sobre su espalda.

El vestido azul se abría allí, haciendo un mar de piel para las nubes negras. Y el piano sonaba solo, aunque estuviera acompañado.

Yo también me marché solo. Pagué en la barra y me dirigí a la puerta. El humo se movía al acercarme a ella, asustado de las pocas gotas que entrarían.

Cuatro milímetros de vidrio más tarde, con las gotas golpeándome en el sombrero (siempre se lleva sombrero en noches como aquella) me pregunté por qué estaba mojándome allí y no en el mar, bajo las nubes negras.

Sobre su espalda.

Pero el bar ya había cerrado.

Siempre cierran, en noches como aquella.

3 comentarios:

Elbereth dijo...

Me gusta :)

Max Verdié dijo...

Es para Isabelita.

Isa dijo...

Gracias.
Me ha puesto una sonrisa melancólica en los labios. Y tardará mucho en abandonarme.