...es el principio y el fin.

jueves, agosto 02, 2012

Sin ti no fui nada

Suena Amaral mientras el jet lag empieza a desvanecerse por fin. Acabamos de llegar de Japón, donde me he dado cuenta que sin ti no soy nada. Eso dice Amaral desde el portátil. Suelo pensar en ello a menudo cuando estoy muy lejos, en las noches de hostal tras actuar, en las mañanas que acaban cerca del mar y la impaciencia. Una isla que salió de la edad media hace siglo y medio no es mal lugar para meditar.

Templos, tumbas de samuráis, mercadillos de alta tecnología, maestros de artes marciales de más de ochenta años que convierten la muerte en poesía en movimiento.

Y en medio de la marea humana del metro en Tokyo Central a las siete y cincuenta y ocho minutos, me encuentro con la sorpresa, quiero vivir, quiero sentir el universo sobre mí, dice ahora Amaral. Me encuentro con que imaginé ese viaje antes, de otra manera, en otro mundo y con otros resultados. Me encuentro imaginando que sin ti no soy nada. En mis ojos entrecerrados, centellean imágenes que, al no poderse olvidar, se graban, y en cada grabado se deforman. Y cuanto más se convence mi cabeza de que nada fue como contamos, menos se lo creen otros órganos, las tripas, y el corazón.

El codo de Rafa me golpea suavemente en el costado, y mis ojos regresan, cayendo por el túnel de la realidad, a la marea humana, ya a varias estaciones de Tokyo Central. Hay que bajarse y cambiar de estación, para llegar a tiempo al lugar que no es como imaginé.

Suena Amaral.

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