...es el principio y el fin.

sábado, junio 04, 2005

¿Dónde estás?

Ahora, con el sueño, y el hambre, y la sed, antes de dormirme sobre un hueco, me ocurre una pregunta, ya la sabes.

¿Dónde estás? El mundo no me es suficiente, el maldito, el malvado me priva de ti y del mundo de tu boca, ahora que el tiempo se acelera quedándome tan poco, nunca he entendido que el último momento duela tanto y que la impaciencia aproveche este rato para clavarse en mi carne, en mi cuerpo, en mi cabeza. Verte a través de la ventana nunca has sido suficiente, como el mundo, y la sed con los labios secos.

¿Dónde estás? Se me cierran los ojos reclamando el sueño que les debo y me encuentro mirandote de frente si todo lo demás está a oscuras, te encuentro en los minutos que se incrustan entre las horas de mi vida, pero al abrir de nuevo la mirada te desdibujas y desapareces cayéndote en los huecos de los huecos. El tiempo se pudre todo este rato, dejándome en un limbo que no tiene nombres, ni ciudades.

¿Dónde estás? No hay nadie al otro lado del teléfono, mudo al mail, huérfano el buzón de cartas con café sin trampa ni cartón, y sin café sólo se me ocurre dormir con la esperanza ilusa de cada noche de encontrarme contigo estando dormido, despertando sin un sueño al lado como cada mañana desde que ocurriste, sin marcharte, dejándome la vida a medias.

¿Dónde estás? El mar, los mares, la arena en los bolsillos, el metro, Sabina interpretado, flores de un metro, canciones a sotto vocce bailadas porque sí, inventándome sonrisas, libros con bombones, fonética francesa que te lleva esperando casi un siglo, una tarta de chocolate que te espera todavía, una piscina de croasanes al lado de la playa, la ropa en el suelo, las sábanas de cómplice y el resto de la vida en un fin de semana, la falta de aliento contra el tuyo, el catálogo que inventé para abrazarte, el miedo, la calma, los nervios, los atascos, los buses, la feria, la ausencia, el ruido, el pricipito huérfano de madre, la prisa, el cielo, y sin ti, todo es intemperie.

Queda poco, creo, y nunca he ensayado la virtud de ser paciente, la magia no acelera las esperas, tengo que volver a gritar preguntando, pero no me responde nadie.

¿Dónde estás?

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Tratar de contener el agua con las manos te da siempre el mismo resultado...

Un beso,en los morros (con sabor a caramelo)

Anónimo dijo...

A veces la impaciencia es mala compañera, y lo más natural resulta tomar las cosas según vengan, bueno, para mí sería más fácil.
Lejos de preocupaciones sobre qué pasará, resulta más fácil tomar un café un día, dar un paseo otro. Esas cosas que me gusta hacer contigo.

Mañana te daré un abrazo

Max Verdié dijo...

El problema es que a veces las cosas pasan doliendo, y cansado, quieres que dejen de dolerte. Y lo mejor es alejarte de lo que hace daño.

Es malo ser el hombre invisible en la multitud, preocupándose demasiado.

¿Mañana? No se si quedan mañanas ultimamente.

Fernanda Dominguez dijo...

cada vez que me pregunto donde estas?? hay silencio...demasiado. y me da tristeza y lloro, y vuelvo a salir por donde entre, pero no es verdad...que la salida exita. donde estas? si pudiera decirme alguien, me encantaria que lo dijera en voz baja. quien sabe donde estoy? ojala, que todas las cosas que escribis me ayuden a saber que lugar ocupo en este pequequito mundo!

Anónimo dijo...

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