Que no.
Que va a ser que no me entiendo. Que pasa que estos días las cosas vienen así, a la española, son orden ni concierto, y que a estos ritmos uno (y sus rizos) pues que no las asume, primo. Que cuando pasan de golpe, me soplan en la oreja, nos damos cuenta de las heridas después, en el momento que pasa el susto, y el corazón (que ya ni le damos cuerda) practica un poco el zen, y se nos calma. Y al calmarse, los golpes se inflaman y amoratan y nos concedemos el lujo, pequeño y más bien goloso, de recapacitar. Pero que tampoco sirve de nada, y le damos demasiadas vueltas, pero descalzos y siempre acabamos en el mismo bar, que se llama Ninguna parte.
Que no, que va a ser que no me entiendo. Que me duelen cosas que no tocan y las que tocan ni escuecen todavía, y pánico me da (como te digo una co, te digo la o) que me entren los picores cuando me aterrice el cerebelo, el cual, al igual que el equilibro, se han fugado a Montecarlo, de vacaciones, los pilluelos.
Que no, canastos. Digo coño. Que mordiendole los pieses al mascarón de proa no me da tiempo a ver el rumbo, y la brújula que se rompió hace poco apunta sólo en las horas impares, pero no en las lentas. Son cosas del magnetismo, aunque el pobre no tiene la culpa de no enterarse de que lado le vienen las hondas, y que ya somos dos los bipolares.
Que va a ser que no.
¿Es la cabeza de Marcos? Que se ponga el encargao.
Que va a ser que no me entiendo. Que pasa que estos días las cosas vienen así, a la española, son orden ni concierto, y que a estos ritmos uno (y sus rizos) pues que no las asume, primo. Que cuando pasan de golpe, me soplan en la oreja, nos damos cuenta de las heridas después, en el momento que pasa el susto, y el corazón (que ya ni le damos cuerda) practica un poco el zen, y se nos calma. Y al calmarse, los golpes se inflaman y amoratan y nos concedemos el lujo, pequeño y más bien goloso, de recapacitar. Pero que tampoco sirve de nada, y le damos demasiadas vueltas, pero descalzos y siempre acabamos en el mismo bar, que se llama Ninguna parte.
Que no, que va a ser que no me entiendo. Que me duelen cosas que no tocan y las que tocan ni escuecen todavía, y pánico me da (como te digo una co, te digo la o) que me entren los picores cuando me aterrice el cerebelo, el cual, al igual que el equilibro, se han fugado a Montecarlo, de vacaciones, los pilluelos.
Que no, canastos. Digo coño. Que mordiendole los pieses al mascarón de proa no me da tiempo a ver el rumbo, y la brújula que se rompió hace poco apunta sólo en las horas impares, pero no en las lentas. Son cosas del magnetismo, aunque el pobre no tiene la culpa de no enterarse de que lado le vienen las hondas, y que ya somos dos los bipolares.
Que va a ser que no.
¿Es la cabeza de Marcos? Que se ponga el encargao.
6 comentarios:
Primo, me urge la toma de café con rizos.
Hoy bailamos y nos desfogamos.
Pero sigo diciendo que la naturaleza está inquieta...
Donde dige digo digo Diego...
Quién entiende nada?
Ah es que anda alterada la naturaleza y la proa se da la vuelta.
Bipolar es la querencia loca, loca.
Esta mañana me he levantado con la soledad del corredor de fondo oculta entre las pelusas del ombligo.
Estaba ahí, agazapada y aferrada con uñas y dientes, como si fuera un piercing de todo a cien, de esos que pican, sangran y se infectan. De esos que no sabes si debes quitarte, por si resulta que es verdad que el ombligo sostiene al culo, no sea que se te vaya a caer al suelo, y sentarse sin trasero en la barra de un bar tiene que ser toda una fiesta.
Y así he pasado el día, mirándome el ombligo y diciéndole a la soledad que saliera, que estaba rodeada y que todo intento de resistencia sería inútil y tajantemente castigado, sin misericordia.
He oído carcajadas y al final sólo han salido, rebotando contra las pelusas, gritos, insultos, huevos podridos y escupitajos varios.
Por el corredor de fondo aún no me he atrevido a preguntar.
PRLTX
sigo con las premoniciones y no se porq me da que la soledad esta volviendo a preguntar por mi, por mi estado civil y pese a lo comprometido de mi estado, veo que esa señora soledad se esta encaprichando de mi, de que el gaitero vuelva a tocar melancolico a su ex dama en compañia de la dama q no acompaña y mas bien deja solo. Y esque siempre que te tiran los tejos quieras o no asusta, mas aun cuando es la soledad, la angustia, la pena o la muerte
Very cool design! Useful information. Go on! » » »
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