Piense en un lugar, un número, un personaje... concéntrese... tres, dos... uno... ¡Ahora!
Sentado en el tocón de una palmera merendando dátiles, el Once-again-náufrago se rasca los calcetines y lee un libro de trucos, y trampas de magia a la sombra de un pájaro dodo,
que resultaron que (¡abracadabra!) no estaban extintos todavía.
A su derecha, con un peso total salado y color verde jade, el mar, acariciando, hora tras hora (lenta), la arena del borde de la playa.
La isla, que tiene formato de habitación se llena poco a poco acorralando al frío entre libros que cuentan cuentos de miedo, poemas y secretos para leer la mente. Don Javier vigila vigilante desde un póster, o cartel que robamos desnudando a una columna hace ya, algunos años. Los demás habitantes de mi nuevo archipiélago se preguntan, quejumbrosos que por qué hay armas de filo en mi cuarto, y otras sin él. Y en el interludio o entreacto, me compro una nueva bola de cristal, que al igual que las aspirinas (de Bayer, o no), siempre vienen bien.
Por las tardes meto una canoa en una mochila negra y me voy a hacer bailes regionales con palos, con filo y sin él, pensando en que al día siguiente a lo mejor hay que ponerse traje, para vender, o ser vendido.
¿Cree usted que puedo leerle la mente?
Sentado en el tocón de una palmera merendando dátiles, el Once-again-náufrago se rasca los calcetines y lee un libro de trucos, y trampas de magia a la sombra de un pájaro dodo,
que resultaron que (¡abracadabra!) no estaban extintos todavía.A su derecha, con un peso total salado y color verde jade, el mar, acariciando, hora tras hora (lenta), la arena del borde de la playa.
La isla, que tiene formato de habitación se llena poco a poco acorralando al frío entre libros que cuentan cuentos de miedo, poemas y secretos para leer la mente. Don Javier vigila vigilante desde un póster, o cartel que robamos desnudando a una columna hace ya, algunos años. Los demás habitantes de mi nuevo archipiélago se preguntan, quejumbrosos que por qué hay armas de filo en mi cuarto, y otras sin él. Y en el interludio o entreacto, me compro una nueva bola de cristal, que al igual que las aspirinas (de Bayer, o no), siempre vienen bien.
Por las tardes meto una canoa en una mochila negra y me voy a hacer bailes regionales con palos, con filo y sin él, pensando en que al día siguiente a lo mejor hay que ponerse traje, para vender, o ser vendido.
¿Cree usted que puedo leerle la mente?
11 comentarios:
¡Genial el post!
¿podemos ir contigo en la isla?
¿nos dejas llenarla de un par de palmeras más? (o de sushi)
...bailando...(con el dedo en la nariz)
las armas de filo son para abrir cocos?
No me leas la mente (seguro que puedes si quieres) que menuda mañanita...
Besos
Ah, no te vendas ;)
Has sido elegido.
Mira mi blog. Shutos!
si tu lo dices , yo lo creo, por que no?
quiero ir a la isla
bien!
es tu día de suerte!
reelegido!
pasate por mi blog ;)
Por desgracia algunos leen o leemos la mente, y generalmente antes de resolvernos problemass, nos complican las horas lentas, ralentizandolas.
Tu isla podrias haberla leido en mi mente, lo unico q ahora en la mia las danzas se olvidaron, los cocos pasados de fecha. Y el amor marcho con viento fresco, justo antes de desterrar mi mente a esta isla que ahora tu me lees
un abrazo Mago
Creo que todos podemos hacerlo...Mutar nuestra piel para sumergirnos en la de al lado, mirar directamente a los ojos y leer tras ellos....A ver, prueba, que estoy pensando? quizá en esa bola nueva que has comprado...Abrazo
Bonito blog^^
Felicidades¡
¿brujito?.....acá una bruja que te manda una varita mágica imaginaria para que consigas por lo menos algunas cosas en esta vida de lokuelos. Bechitos.
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