...es el principio y el fin.

lunes, septiembre 29, 2008

El Asunto Del Hombre Sin Zapato


He intentado estos días escribir canciones.

No lo hago bien, pero es divertido. La culpa la tiene un disco nuevo que ha salido. Me han entrado ganas.

A veces pasa, diría una.

Lo malo es que sólo se me ocurre un tema, pero sobre ese no debería escribir. Para paliar el ansia, hago sonetos montado en la bici de los endecasílabos, como diría otra que es más Pequeña. El resultado es estrictamente cerebral. Como siempre. Escribo vivos, también. Juegos de rol en vivo. Nunca se me ha dado bien desarrollar ideas, sólo tenerlas, y la imagen de Tarkel sin un zapato atado a una silla con otros cinco tipos, encerrados en una habitación sin que nadie sepa de qué va todo, me persigue. ¿Cómo acabará El Asunto del Hombre sin Zapato? Hay un final sorpresa, pero no puede contarse por aquí.

El mundo crece bajo nuestros pies, inexorable, una fuerza irresistible que no podemos detener. El peso de la realidad (matrículas, trabajos, alquileres) lucha un duro mano a mano con la fantasía misteriosa que acecha y vive debajo de la realidad. A veces creo vislumbrar un patrón invisible y casi imperceptible que se arrasta bajo las capas de lo mundano, incomprensible aunque al alcance de la mano.

Otras veces, creo que leo demasiado libros de Vampiro.

El mundo, digo, crece. También el de dentro. Cada idea nueva se suma a las anteriores, cada imagen se añade al cuadro entero, y nunca se detiene la rueda que lo mueve todo.

La belleza, igual que la sabiduría, acecha en cada brizna de la existencia. Todo funciona muy deprisa y acabamos convirtiéndonos en usuarios del sistema de usar y tirar. Todo está poco claro y se nos vuelve impreciso, y se suman días que se van perdiendo, aunque el tiempo (muy, muy despacio) arregla, inerme, heridas (en la rodilla, en otro sitios) que se dejan para luego.

No queda otro remedio que seguir caminando, aunque duela la rodilla, aunque cada vez me la miro (y toco) menos.

Estos días he intentado escribir canciones.

Y sólo me ha salido esto.

Y El Asunto del Hombre sin Zapato.

2 comentarios:

Morgana Majere dijo...

A mí me duele una muela. Pero me da pena sacármela. Lo malo es que empieza a doler el resto de la cara. Hablaré con el hombre de los alicates. Y, mientras, beberé cocacola =)

Anda, guapo, que o no escribes, o llenas las hojas a pares :P

Max Verdié dijo...

Sácatelas.

Yo lo hice.

Pero MÁS TE VALE que estés noqueada una semana entera. Como me pasó a mí.

O me cabrearé.

Mucho.

Mogollón.

(Guapa).