...es el principio y el fin.

jueves, abril 02, 2009

Abatido


Cierro los ojos, y después respiro,
y el vacío me muerde la mirada.
Siento al demonio enfrente, aunque no hay nada.
Mi sable está en la vaina. ¿La retiro?

Empieza ya la lucha, y en un giro
desenvaino cortando. La estocada
parece cercenar nada de nada,
nada más que el éter. Ni un suspiro.

Ni el más mínimo ruido. Ni un latido.
Relajo el gesto al relajar la palma.
Y... dudo, sin saber si yo he vencido,

al ver entonces, al volver la calma
que la sangre del monstruo que he abatido
es la sangre que sangro por el alma.

12 comentarios:

Elena Martín dijo...

debe ser tiempo de decidir si luchar o vencerse...de todas formas, pienso que siempre es mejor afrontar las batallas...

qué curioso sí que hablemos de espadas...

Charal dijo...

Ese momento de concentración justo antes de la batalla donde se avecinan en contra orcos y fantasmas... no hay peor golpe que aquel que no esperabas, que te impacta y te baja la guardia. Por eso si ha de correr la sangre se han de curar luego las heridas... Necesario el dulce amargo en ese momento de respiro...

Max Verdié dijo...

Elena: no queda sino batirnos.

Brujita: ban pen fugyo. Diez mil cambios no pueden sorprenderme.

Charal dijo...

Venga, y como hace uno para tener tal habilidad... para nunca verse sorprendido??

Max Verdié dijo...

Hay muchas formas de evitar las sorpresas.

Desarrollando el sakki, la percepción del peligro. O estando siempre alerta. O siendo uno con el universo.

O, simplemente, dejarse llevar.

Siempre pasan cosas buenas.

Elendaewen dijo...

Herido por tu espada y muerto el monstruo, también eres tú el que tiene que cerrar la herida.
No queda sino batirnos.
Saludos.

El Capitán dijo...

Número Cuatro: El Romántico

Hey, cada uno en su camino. Tiene que molar eso de que te suban la autoestima. En un universo paralelo ganaste el campeonato de Judo. En otro naciste siendo un monstruito =)

Felicita a tu yo paralelo ganador del campeonato

Charal dijo...

Me gusta la idea de ser uno con el universo pero creo que aun no lo he logrado a la perfección... La costumbre es aplicar sal para escocer las heridas

ROCÍO dijo...

Me ha gustado mucho ^^ mucho^^
me reservas un cafetín a la vuelta?
Ójala que con los movimientos de defensa no nos lesionáramos nosotros mismos, pero es inevitable. En una lucha por poco que hagas, aunque solo quieras defenderte sin dañar, sales con algún rasguño...así que, quizás haya que cambiar de arma ;)
mil besotes!

salitre dijo...

Muchas veces nosotros mismos somos nuestros peores enemigos, pero también es cierto que somos los únicos que tenemos la capacidad de decidir hasta cuándo queremos que la herida tarde en cicatrizar.

¡Que me he hecho un blog!

Un beso de Bart. Mua!

ana-p dijo...

actualice¡

Rhiwen dijo...

Eso, diantres! Actualice señor Verdié!