
En medio de la inacabable (por vagancia) mudanza, triste y cuitado sin internet en casa, se me acumulan los comentarios y las opiniones, y, ay, mísero de mí, que no me da tiempo.
Fiel a la cita, y ejemplar en el escenario, aunque cada día un poco más cascao, ay, qué risa, Javier Krahe. Fui, en compañía de lujo, con la pequeña y cada día más enamorada Laura y el tal Koku, que se reía, y aplaudía diciendo "qué grande". De todas formas, colocar en palabras a quien, para mi, es uno de los poetas contemporáneos (y extemporáneos) más grandes de la lengua esta que usamos, a quien es un ejemplo de nitidez en el espectáculo y de concepción del mismo, me parece una temeridad. Vayan, vean, escuchen. Y les aseguro que volverán. Que me pongo a recordar, y me apalanco .
Y alguna casualidad o diablillo curioso hizo que, de nuevo, mis dos canciones favoritas las hiciera seguidas. Una es una balada casi triste decorada en la costa de un país imaginario , otra una canción de esas que llaman de amor, pero de gran altura.
Y como han pasado más cosas, casi lloro ayer, una mezcla de golpes y alegría al ver que mi senpai, un ejemplo para mí en más campos de los que cree él pasaba a cinturón negro. Ni siquiera me atrevo a decir más, que me emociono. Junto a él, más cintos negros, en especial Manu, veterano (cuando la palabra veterano es casi geriártrica) del Universitario y ejemplo de eso que llamamos Nin, y el incomparable Pocho. No voy a aburriros aquí con palabrería, pero este chico (el que me hizo, por cierto, cambiar el kimono blanco por uno negro) es una de las personas que me han marcado en esta vida, y de las cuales doy gracias a quien sea que haya inventado el juego este de tablero que llamamos vida, por habérmelo puesto en el camino. O en el ciclo.
Con un grado menos, y desde ayer a las puertas del shidoshi-hoato, el primo Koku, ejemplo (en efecto, avezado lector: todos son ejemplo) de fortaleza y perseverancia.
Cosas de frikis, imagino que pensarán los que lean desde fuera de toda esta vorágine. Pero, resumiendo, que os tengo ley, así es como me gustaría que transcurriese mi vida: entre escenarios y tatamis.
Que no todo va a ser follar.
Fiel a la cita, y ejemplar en el escenario, aunque cada día un poco más cascao, ay, qué risa, Javier Krahe. Fui, en compañía de lujo, con la pequeña y cada día más enamorada Laura y el tal Koku, que se reía, y aplaudía diciendo "qué grande". De todas formas, colocar en palabras a quien, para mi, es uno de los poetas contemporáneos (y extemporáneos) más grandes de la lengua esta que usamos, a quien es un ejemplo de nitidez en el espectáculo y de concepción del mismo, me parece una temeridad. Vayan, vean, escuchen. Y les aseguro que volverán. Que me pongo a recordar, y me apalanco .
Y alguna casualidad o diablillo curioso hizo que, de nuevo, mis dos canciones favoritas las hiciera seguidas. Una es una balada casi triste decorada en la costa de un país imaginario , otra una canción de esas que llaman de amor, pero de gran altura.
Y como han pasado más cosas, casi lloro ayer, una mezcla de golpes y alegría al ver que mi senpai, un ejemplo para mí en más campos de los que cree él pasaba a cinturón negro. Ni siquiera me atrevo a decir más, que me emociono. Junto a él, más cintos negros, en especial Manu, veterano (cuando la palabra veterano es casi geriártrica) del Universitario y ejemplo de eso que llamamos Nin, y el incomparable Pocho. No voy a aburriros aquí con palabrería, pero este chico (el que me hizo, por cierto, cambiar el kimono blanco por uno negro) es una de las personas que me han marcado en esta vida, y de las cuales doy gracias a quien sea que haya inventado el juego este de tablero que llamamos vida, por habérmelo puesto en el camino. O en el ciclo.
Con un grado menos, y desde ayer a las puertas del shidoshi-hoato, el primo Koku, ejemplo (en efecto, avezado lector: todos son ejemplo) de fortaleza y perseverancia.
Cosas de frikis, imagino que pensarán los que lean desde fuera de toda esta vorágine. Pero, resumiendo, que os tengo ley, así es como me gustaría que transcurriese mi vida: entre escenarios y tatamis.
Que no todo va a ser follar.